¿Hacia el Terminator T-1000? Trabajan con autopropulsión en metales líquidos especiales

¿Hacia el Terminator T-1000? Trabajan con autopropulsión en metales líquidos especiales

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Una faceta de la ciencia-ficción ha comenzado a avanzar hacia la realidad con el desarrollo de una clase revolucionaria de metales líquidos autopropulsados.

Ello constituye un paso esencial hacia la madurez futura de la electrónica elástica.

Si bien construir el Terminator T-1000, capaz de cambiar de forma gracias al metal líquido del que estaba construido, parece estar aún muy lejos en el horizonte tecnológico, el trabajo pionero de Kourosh Kalantar-zadeh, de la Universidad RMIT, en Melbourne, Australia, está estableciendo las bases para la transición desde la electrónica de estado sólido a los sistemas blandos flexibles y reconfigurables dinámicamente.

Las tecnologías electrónicas modernas como los teléfonos inteligentes y los computadores están basados principalmente en circuitos que utilizan componentes de estado sólido, de propiedades físicas esencialmente fijas.

Pero muchos investigadores sueñan con ser capaces de crear componentes electrónicos verdaderamente elásticos, sistemas de circuitos blandos que puedan actuar más como células vivas, moviéndose autónomamente y comunicándose entre sí para formar circuitos en vez de permanecer siempre en una sola configuración.

Los metales líquidos, en particular las aleaciones no tóxicas de galio, ofrecen la vía más prometedora para hacer realidad ese sueño.

Además de ser increíblemente maleable, cada gota de metal líquido contiene un núcleo metálico altamente conductor y una piel de óxido semiconductor muy delgada, de grosor atómico, dos estructuras esenciales en la fabricación de circuitos electrónicos.

Para concretar cómo conseguir que el metal líquido se mueva de manera autónoma, el equipo de Kalantar-zadeh y Ali Zavabeti sumergió primero gotas de metal líquido en agua.

Colocar gotas en otro líquido con un contenido iónico puede usarse para permitirles moverse libremente en los tres ejes del espacio, lo cual es un primer paso para conocer mejor esta clase de fenómenos, un conocimiento que es imprescindible poseer antes de comenzar a diseñar un eventual robot metamórfico basado en este tipo de metales líquidos.
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Los investigadores ajustaron las concentraciones de componentes salinos, ácidos y bases en el agua e investigaron su influencia.

Y han comprobado que retocar simplemente la química del agua tiene el efecto de hacer que las gotas de metal líquido se muevan y cambien de forma, sin ninguna necesidad de estímulos externos, ya sean mecánicos, eléctricos u ópticos.

Valiéndose de este descubrimiento, Kalantar-zadeh y sus colegas ya han conseguido crear objetos móviles, interruptores y bombas que podrían operar de forma autónoma.

Por ahora son solo metales líquidos autopropulsados impulsados por la composición del fluido circundante.

Pero es muy posible que su autonomía aumente.

Este trabajo pionero abre una línea de investigación y desarrollo que primeramente nos llevará a nuevas pantallas electrónicas 3D, componentes electrónicos fabricables bajo demanda a precios asequibles, y circuitos eléctricos capaces de reconfigurarse según las necesidades de cada momento.

Lo más inquietante es que tal vez, en un futuro distante, gracias a la línea de investigación y desarrollo abierta por el equipo de Kalantar-zadeh, podría ser posible construir bajo demanda un humanoide tridimensional de metal líquido, como el Terminator T-1000, tal como admite Kalantar-zadeh.

Fuente: Noticias de la Ciencia

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