Identifican proteínas que originan metástasis en el cerebro de células tumorales

Identifican proteínas que originan metástasis en el cerebro de células tumorales

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Una investigación publicada en la revista Cell ha identificado dos proteínas clave, que permiten que se establezca una metástasis en el cerebro a partir de cáncer de mama y de pulmón.

Una de las complicaciones más graves tras la aparición de un cáncer es, sin duda, el desarrollo de una metástasis.

Este proceso significa que las células tumorales que en un primer momento se encontraban localizadas en una región determinada de nuestro organismo, migran a otras zonas de nuestro cuerpo para continuar con su crecimiento descontrolado y acelerado.

Tanto el origen de las células tumorales como la posterior metástasis están gobernadas por una serie de “llaves moleculares”, que funcionan como aceleradores y frenos del ciclo celular.

Si estos se estropean, nuestras células comienzan a dividirse de manera descontrolada, dando lugar a las células tumorales, cuya proliferación y migración puede provocar el fallecimiento del paciente.

Estos procesos están determinados por nuestra información genética, que a su vez actúa como si de agentes de policías y semáforos se tratase: ordenando el tráfico celular.

En nuestras carreteras corporales circulan proteínas, moléculas biológicas que se encargan de formar estructuras, actuar como defensas del organismo o incluso de enviar determinadas señales a otras partes del cuerpo.

En este último caso, cuando se origina un tumor maligno, resulta muy importante ver qué vehículos celulares están favoreciendo el tráfico de las células malignas hacia otras partes del organismo.

En otras palabras, la migración de las células cancerosas de un determinado lugar (por ejemplo, la mama o el pulmón) hacia otra región (como el cerebro) puede estar favorecida por algunas proteínas.

Si sabemos cuáles son y conseguimos bloquearlas, podremos asimismo detener la metástasis y evitar que el tumor maligno se expanda hasta llegar al cerebro.

Esa es la idea sobre la que trabaja desde hace años el equipo de Joan Massagué en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Estados Unidos.

Sus estudios se basan en analizar el papel de algunas proteínas en la migración de células tumorales malignas, en el caso de cáncer de pulmón y mama, hacia el cerebro.

Su última investigación, realizada en ratones y publicada en Cell, ha permitido dar con la “clave” de este tipo de metástasis.

En investigación, por ejemplo, se conoce que las células malignas de cáncer de mama tienen más probabilidad de migrar a pulmón, cerebro y hueso, y menor probabilidad de llegar a hígado.

¿Qué favorece que estas células tumorales vayan a un sitio u a otro? ¿Significa acaso que nuestro organismo presenta mecanismos moleculares que de alguna manera benefician esta migración?

El equipo de Massagué ha estudiado las claves que usan las células malignas de estos dos tipos de cáncer para llegar al cerebro.

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celula cancerosa foto 2En el caso del cáncer de mama, se sabía que solo 1 de cada 1.000 células cancerosas tiene éxito en este proceso.

La baja eficacia de las células malignas para metastatizar el cerebro se explica, en parte, por la presencia de unas defensas naturales que existen en este órgano, los astrocitos.

Estas células son capaces de usar unos “escudos” (llamados proteínas FasL), que evitan que las células malignas lleguen al cerebro y puedan instalarse allí.

Este escudo induce que las propias células cancerosas se “suiciden”, lo que explica el bajo éxito que tienen a la hora de colonizar el cerebro

¿Pero qué ocurre con las que sí logran establecer esta metástasis? Los resultados de Massagué demuestran que algunas células malignas del ratón presentan una suerte de “antídoto” frente a este escudo, llamado proteína serpina.

Dado que esta biomolécula no está presente en todas las células cancerosas, se entiende bien por qué la metástasis cerebral presenta tan bajo éxito.

Pero los trucos que emplean las malvadas células tumorales no terminan ahí. Y es que Massagué y sus colaboradores han observado que existe otra proteína que sirve como “velcro” de las células malignas, de forma que se “pegan” literalmente a los vasos sanguíneos del cerebro.

Si se llegan a separar, serían inmediatamente eliminadas por los astrocitos y sus escudos.

Como vemos, las células cancerosas usan dos proteínas (una que funciona como antídoto y otra como velcro) para escaparse de nuestras defensas naturales, los astrocitos.

Estas dos moléculas biológicas permiten que se establezca una metástasis en el cerebro y que posteriormente, el paciente fallezca como consecuencia de este proceso relacionado con el cáncer.

Aunque los resultados han sido determinados en ratones, y solo se refieren a dos tipos de cáncer, esta investigación abre nuevos interrogantes sobre cómo se produce la metástasis de otros tipos de tumores.

Quizás en un futuro puedan fabricarse medicamentos que bloqueen por completo la acción de estos “trucos” de las células malignas, y así frenar el desarrollo del cáncer.

A pesar de ello, no debemos olvidar que este estudio se ha realizado en modelos animales, y que sus conclusiones no deben ser extrapoladas directamente a los seres humanos, donde estos mecanismos biológicos son aún más complicados.

Por este motivo, necesitaremos más años para entender si, efectivamente, las proteínas estudiadas ahora por Massagué funcionan como dianas moleculares en los seres humanos, y ver si podemos desarrollar medicamentos antitumorales contra ellas.

Fuente: ALT1040

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