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20% más ligero, tres veces más resistente: el nuevo material que quiere jubilar al concreto

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Sus creadores aseguran que se han inspirado en la naturaleza y la formación de los corales.

Usamos mucho, muchísimo concreto, tanto que se dice que es el segundo material más consumido del planeta, solo por detrás del agua, y sin él difícilmente podríamos concebir las ciudades modernas; pero el problema es que ese uso viene acompañado de una cantidad enorme de emisiones de gases contaminantes.

La AIE calcula que por cada tonelada de concreto se emiten 0,6 de carbono y a menudo se achaca a la producción de cemento el 8% de las emisiones de CO2.

StoneCycling y Biomason creen haber dado al fin con una forma de reducir esa huella. Su estrategia: aprender de los corales.

Biomason lleva más de una década dedicada a estudiar cómo puede ayudar la biología en la producción de cemento y se ha marcado el ambicioso objetivo de eliminar el 25% de las emisiones globales de carbono vinculadas a la industria del concreto a corto plazo, ya para 2030.

Ese empeño le ha llevado a llegar acuerdos con IBF, uno de los grandes fabricantes de hconcreto de Dinamarca, o StoneCycling, firma holandesa fundada en 2013 y que persigue el desarrollo de nuevos materiales de construcción.

En 2022 ambas empresas anunciaron una suma de fuerzas para impulsar BioBasedTiles, que se publicita como “la primera baldosa de base biológica que crece con bacterias“.

BioBasedTiles son planchas “de base biológica” que se apoyan en la investigación desarrollada desde hace más de una década por la compañía Biomason, con sede en Carolina del Norte, EEUU.

Su estrategia ha pasado básicamente por aprender de la naturaleza y estudiar cómo se crea el coral, con sus estructuras robustas y duraderas.

“Nos fijamos en los planos que nos da la naturaleza para repensar el concreto, Tanto si miramos un coral o una concha marina como un exoesqueleto o roca caliza, es básicamente el mismo material”.

Las BioBasedTiles son baldosas elaboradas con ayuda de bacterias durante un proceso en el que se reduce la huella de CO2.

De hecho están compuestas de un 15% de biocemento, “piedra caliza cultivada biológicamente“, y un 85% de agregado natural.

“Durante más de 200 años la producción tradicional de cemento ha liberado dióxido de carbono como subproducto.

Nuestro proceso patentado aprovecha el carbono de la misma manera que lo hace la naturaleza.

Combinamos carbono y calcio para producir materiales de biocemento”.

A diferencia del proceso para generar cemento Portland, durante el que se calienta caliza y libera CO2, Biomason emplea bacterias capaces de emular las propiedades del Portland con un ciclo de carbono invertido: absorben carbono y lo convierten en carbonato de calcio.

Las características que describe StoneCycling en su ficha técnica son sorprendentes.

Sus responsables aseguran que, comparadas con un bloque de concreto, estas baldosas de base biológica resultan un 20% más ligeras, el triple de fuertes y conllevan la emisión de un 95% menos de CO2.

Además la compañía asegura que los fabrica con diferentes tamaños y tonos y pueden emplearse tanto en fachadas como interiores y pavimentos.

Una vez se desmoldan, la elaboración de las piezas requiere apenas tres días de “curado” a temperatura ambiente, mucho menos que los 28 que necesita el cemento tradicional.

El material final consta de aproximadamente un 85% de agregado natural y un 15% de piedra caliza cultivada biológicamente“, indica StoneCycling, que aclara que lo que logra el método de Biocement es que las bacterias generen en cuestión de días materiales cementados que normalmente tardarían siglos.

Durante el proceso no se requiere además de trabajo en horno.

Las compañías han logrado ya que su solución BioBasedTiles se traslade a construcciones reales, donde ahora deberá demostrar su resistencia.

StoneCycling destaca que han instalado sus baldosas en el patio exterior de un edificio ocupado por la compañía Dropbox en San Francisco.

Sus piezas se han desplegado a modo de pavimiento y según sus cálculos ha permitido evitar la emisión de unos 740 kilos de CO2, además de facilitar el reciclaje de miles de kilos de residuos.

En Dinamarca también han probado las losas en los suelos del Centro de Educación e Investigación Helix Lab, en Kalundborg, otro proyecto que ha permitido evitado la emisión de casi 2.900 kilos de carbono.

Fuente:

Editor PDM

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