Alan Guth defiende en Valencia, España la vigencia de la inflación sean o no válidos los últimos datos anunciados este año. Su teoría predice un número de universos paralelos que “tiende al infinito”.
Alan Guth, un hombre con el pelo blanco, grandes gafas de montura metálica y una enigmática sonrisa en su cara, se ha subido al estrado para hacer una advertencia que hubiera puesto la cabeza del revés a cualquier persona no experta en su campo.
La teoría de la inflación del universo, la que explica “el Bang del Big Bang”, en palabras de Guth, implica en la mayoría de modelos la existencia de universos paralelos al nuestro, un fenómeno conocido como multiverso y que está constantemente en marcha, con lo que el número de cosmos ahí afuera “es virtualmente infinito”.
Guth se ha convertido en la estrella de la Conferencia Internacional de Física de Partículas, el congreso bienal más importante del campo que estos días se celebra en Valencia, España.
El padre de la teoría de la inflación ha dicho que “espera que sean ciertos” los últimos datos que aportan la primera confirmación experimental a su teoría, que fue acuñada en 1978. Pero esos resultados, anunciados en marzo, son aún preliminares y han pasado de ser considerados el descubrimiento del año a ser seriamente cuestionados por varios equipos, ya que el eco del Big Bang podría ser no más que polvo cósmico.
Los representantes del equipo que anunció el descubrimiento, BICEP 2, y los de Planck, una misión europea que podría confirmarlos o echarlos por tierra, están también en Valencia para presentar sus datos.
Sin embargo, Guth ha advertido de que si no se confirman los resultados, la inflación seguiría vigente como la mejor explicación para la expansión inicial de nuestro universo, pues aún hay “pruebas muy fuertes” de ella. “No hay ningún candidato sólido a ser el plan B de la inflación”, ha asegurado Guth sobre posibles alternativas a su teoría durante una rueda de prensa.
Para entender qué es la inflación hay que retroceder en el tiempo unos 13.700 millones de años.
Es entonces cuando, fracciones de segundo después del Big Bang, comenzó un proceso en el que un universo más pequeño que un átomo se hizo billones y billones de veces más grande, a un ritmo aún más rápido que la velocidad de la luz. La culpable de esa expansión fulgurante fue una presión negativa que generó una fuerza de repulsión que a su vez estiró el universo de forma exponencial.
“Llegado un punto, aquel estado de repulsión comenzó a decaer y a transformarse en el estado normal que conocemos, con materia y una fuerza de gravedad atractiva”, ha explicado Guth a Materia.
Pero esa transición no fue uniforme, sino en pequeños “bolsillos”, dice Guth, que crecen y acaban por convertirse en “universos como en el que vivimos”. Ese proceso de expansión no se ha detenido desde entonces por lo que se han ido formando sucesivos “bolsillos” con universos separados por un espacio en constante expansión. “La vida solo se daría en una fracción muy pequeña de esos universos”, reconoce Guth, pero el número total de “bolsillos” en este multiverso “tiende al infinito”.
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Otra de las consecuencias de la inflación son las llamadas ondas gravitatorias primordiales. Se trataría de una especie de ondas expansivas cuyo efecto aún podría observarse en el brillo constante surgido tras el Big Bang y que aún sigue llegando a la Tierra.
Pruebas de esas ondas habrían sido captadas por el experimento BICEP 2, pero, según Guth, aún no bastan para confirmar un descubrimiento. Hacen falta más datos y la confirmación de otros equipos. Los resultados de Planck se esperaban para finales de junio y podrían ser publicados en cualquier momento. Además, ha dicho Guth, BICEP2 y Planck parecen estar colaborando en un estudio conjunto que vería la luz a finales de año. El veredicto final se conocería en no más de un año, ha asegurado.
Confirmar un hallazgo así abriría la puerta a una nueva era de la física. Para empezar, se piensa que la inflación la originó una partícula llamada inflatón que es totalmente desconocida y que habría provocado ese crecimiento acelerado del universo. Una de las posibles explicaciones del inflatón y su mecanismo de expansión pasa por otra partícula descubierta hace apenas dos años, el bosón de Higgs y el campo que esta genera.
“Ya existen modelos que integran el inflatón y el campo de Higgs, pero aún son teóricos y deben ser comprobados antes”, ha explicado Juan Fuster, presidente del comité que organiza el congreso, durante la rueda de prensa.
El gran problema es que la tecnología actual está a años luz de poder estudiar un inflatón por no hablar de un universo paralelo. Peor aún, podría ser que la polémica de BICEP2 y Planck se zanje sin haber captado pruebas de la inflación y que esta teoría siga siendo cierta. “Es posible que la intensidad de las ondas gravitatorias primordiales sea demasiado débil como para que la captemos”, ha reconocido Guth.
El cosmólogo reconoce que “pasará mucho tiempo” antes de que se pueda detectar un inflatón. Lo mismo sucede con el multiverso, aunque, ha explicado, algunos expertos están buscando señales de la colisión de dos universos.
Desde la parte más experimental de la física de partículas las cosas se ven con mucha cautela, aunque con interés. “Estamos viendo una conexión entre la cosmología y la física de partículas y hay mucha gente que está muy estimulada por encontrar una grieta en el sistema estándar de física de partículas”, ha explicado a Materia, Rolf Heuer, director general del Laboratorio Europeo de Física de Partículas CERN. Sobre la posibilidad de un multiverso, Heuer también es cauto, pero curioso.“Para mí el multiverso es difícil de imaginar, pero, ¿por qué debería ser nuestro universo el único que existiera?”.
¿Hay multiverso? Se admiten apuestas
Alan Guth ha elegido una interesante manera de hacer ver los diferentes niveles de aceptación de la posibilidad de un multiverso. “Por ejemplo”, ha dicho, el cosmólogo británico “Martin Rees apostaría la vida de su perro a que el multiverso es correcto”. El cosmólogo Andrei Linde, padre intelectual de la inflación caótica eterna que predice un número de universos que tiende al infinito, apuesta su propia vida a que hay multiverso. Y hay quien va más allá, ha bromeado Guth, pues el Nobel de Física Steven Weingerg “apuesta al multiverso la vida del perro de Rees y la de Linde”.
Fuente: Materia