Un equipo de científicos de la Universidad de St Andrews han desarrollado una forma de hacer que células individuales, que brillan intensamente, también actúen como sus propias cavidades resonantes.
Hace unos años, un par de investigadores del Hospital General de Massachusetts hicieron que células humanas brillaran por impregnación con una molécula que normalmente se encuentra en la medusa, llamada proteína fluorescente verde (GFP) y empacarlas en una cavidad de resonancia que amplifica la cantidad de luz que cada célula produce.
El equipo de St. Andrews logró que cada célula engulla una burbuja de plástico pequeña (el punto verde en la imagen) que actúa como una cavidad resonante.
Cada burbuja es precisa en tamaño e impregnada de colorante fluorescente.
Cuando un láser golpea la célula, excita el colorante que rebota alrededor y se amplifica dentro de la burbuja, y, a continuación, emite fluorescencia a una longitud de onda diferente.
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Curiosamente, el color de la luz que emite la célula depende del tamaño de la burbuja.
Hasta el momento, los investigadores han conseguido que células produzcan luz en tres longitudes de onda diferentes.
Y mientras que el equipo sólo ha sido capaz de lograr que el método trabaje en placas de Petri, esperan desarrollarlo como un medio de seguimiento de células específicas, por ejemplo, células tumorales, por días, incluso semanas.
Fuente: Engadget