Unos investigadores han desarrollado una nueva forma de cultivar tejidos humanos realistas fuera del cuerpo. Su tecnología que se podría apodar “una persona en un chip”, siguiendo el estilo de la denominación “laboratorio en un chip”, se llama AngioChip y es un sistema muy prometedor para descubrir y probar nuevos fármacos.
Además, en el futuro podría acabar siendo usado para reparar o reemplazar órganos dañados.
El equipo de Milica Radisic y Boyang Zhang, de la Universidad de Toronto en Canadá, figura entre esos grupos de investigación en el mundo que trabajan en nuevos modos de cultivar tejidos en el laboratorio, bajo condiciones que imitan las del cuerpo de una persona real.
Este equipo ha desarrollado métodos únicos para fabricar pequeños e intrincados andamios que permitan el crecimiento en ellos de células individuales.
En estos entornos artificiales se desarrollan células y tejidos que se parecen más a los reales que aquellos cultivados de manera plana en una placa (caja) de Petri.
Las recientes creaciones del equipo han incluido un método innovador de cultivar células cardiacas alrededor de una sutura de hilo de seda, así como un andamio para células cardiacas que permite su afianzamiento de un modo comparable al de láminas de velcro.
Pero el AngioChip lleva la ingeniería de tejidos a un nivel completamente nuevo.
Se trata de una estructura tridimensional equipada con vasos sanguíneos interiores. Se comporta como vasculatura, y a su alrededor se halla un entramado para que otras células se aposenten allí y crezcan.
El andamio está hecho de un polímero que es tanto biodegradable como biocompatible.
Está construido a partir de una serie de capas delgadas, estampadas con un patrón de canales que tienen cada uno de 50 a 100 micrómetros de ancho.
Las capas, que se parecen a la estructura de los microchips de computador, son después situadas una sobre otra para formar una estructura tridimensional de vasos sanguíneos sintéticos.
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Cuando la estructura queda acabada, es bañada en un líquido que contiene células vivas. Estas se acomodan rápidamente en el interior y el exterior de los canales y empiezan a crecer y a dividirse como lo harían en el cuerpo humano.
Usando la plataforma, el equipo ha construido versiones modelo tanto de tejidos cardiacos como de hígado que funcionan como los de verdad.
Por ejemplo, el “minihígado” formado produjo realmente urea y metabolizó fármacos.
También se pueden conectar los vasos sanguíneos de los dos órganos artificiales, generando por tanto un modelo de no solo cada órgano por separado sino también de las interacciones entre ellos.
Los investigadores han inyectado incluso glóbulos blancos de la sangre en los vasos artificiales y observado cómo se introducían por los espacios de la pared del vaso para alcanzar el tejido situado al otro lado, como harían en el cuerpo humano.
El AngioChip tiene un gran potencial en el campo de las pruebas farmacéuticas.
Los actuales métodos de ensayo de fármacos, como los realizados en animales o en ensayos clínicos, son costosos y están plagados en el primer caso de recelos éticos.
La prueba en tejidos humanos desarrollados en el laboratorio proporcionaría un modelo realista a un precio muy inferior y sin riesgos para individuos, pero esta área de investigación había avanzado muy poco desde sus inicios.
Puede que ahora, con la aparición de AngioChip y su perfeccionamiento ulterior, se avance rápidamente hacia la madurez de esta clase de dispositivos.
Fuente: Noticias de la Ciencia