Sky Canvas es un proyecto que pretende llevar la pirotecnia mucho más lejos de lo que jamás hubiéramos pensado: hasta el espacio. Y es que su objetivo es crear una Lluvia de estrellas artificial.
Sky Canvas es un proyecto que pretende iluminar los cielos de Tokyo en 2020 con motivo de los Juegos Olímpicos.
¿Y cómo lo harán? Para ello necesitan nada menos que un satélite. El proyecto pretende poner en órbita su primer satélite piloto en 2017.
La idea de ALE Co. es la de crear un “lanzador de estrellas” artificial.
En realidad, teóricamente hablando, la idea es bastante sencilla. La lluvia de estrellas fugaces o meteoros se produce debido a la interacción de partículas pequeñas, normalmente milimétricas, con nuestra atmósfera.
Estas partículas provienen de agentes externos, restos de cometas y anillos de partículas que forman “enjambres de meteoros”, algunos de los cuales atravesamos regularmente.
Las partículas espaciales se topan con nuestra atmósfera al caer sobre la tierra. Debido a la fricción se incendian. Y por su composición se pueden dar diversos colores en su descenso hasta la Tierra.
Este mismo principio es el que utilizan en la compañía para el proyecto Sky Canvas.
Y es que pretenden lanzar un satélite artificial desde el que disparar partículas al cielo para provocar una lluvia de estrellas artificial controlada a modo de espectáculo.
Así, el satélite estaría cargado con unas 1000 partículas de diversos materiales: potasio, estroncio, bario, cobre, rubidio… cada una de ellas, cuando alcanza cierta temperatura, arde con un color específico.
De esta forma, el satélite en órbita es capaz de lanzar una lluvia de meteoros con un diseño artificial para amenizar la velada.
La lluvia de estrellas artificial sería visible desde algunas horas avanzadas en la tarde y, además, en un radio de hasta cien kilómetros a la redonda de Tokyo, así que probablemente sea uno de los espectáculos pirotécnicos más espectaculares del mundo.
Pero crear una lluvia de estrellas artificial no es fácil, sencillo ni… barato. Según la compañía, hacer cada una de las partículas que harán de estrellas fugaces artificiales cuesta más US$8.000.
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Si a eso incluimos una factura por lo que pueda costar construir el satélite, lanzarlo y mantenerlo en órbita… el presupuesto se nos sube a varios millones de dólares.
Se espera poder abaratar costes de forma inmediata en el apartado técnico aeroespacial y en la creación de las partículas. Estas fueron expuestas a una cámara de vacío con gases calientes a velocidades supersónicas para simular las circunstancias a las que estarían sometidas. El resultado es impresionante.
Por otro lado, a parte de la contaminación del lanzamiento y la subsecuente basura espacial que podría generarse por el mero hecho de poner un satélite en órbita, parece que una lluvia de estrellas artificial no tendría más consecuencias.
Es decir, es “limpia”. Según calculan los agentes de la compañía, el espectáculo podría ser visto por unos treinta millones de personas en directo, lo que podría convertirlo en uno de los espectáculos artificiales más… productivos del mundo. Pero la finalidad, según explican en ALE Co. no es solo esa.
La compañía deja muy claro en su carta de presentación que el espectáculo espacial es solo uno de sus objetivos.
En realidad, desarrollar nuevos sistemas de entretenimiento relacionados con el espacio es una herramientas para obtener dinero y recursos con los que continuar mejorando el estudio científico sobre el cosmos.
De hecho, los conocimientos adquiridos hasta la fecha en el desarrollo de Sky Canvas ya han sido publicados y puestos a disposición de la comunidad científica de la manera más clásica.
La compañía pretende usar los conocimientos adquiridos para mejorar la construcción de satélites y naves, así como comprender mejor la formación y el comportamiento de los meteoros.
Otro de los objetivos a los que apunta la compañía es al desarrollo en la recogida de basura espacial.
ALE Co. pretende poner en órbita su primer satélite en 2017. Con él comenzarían las pruebas de Sky Canvas. a partir de entonces, cada año se lanzaría uno nuevo hasta 2020, fecha para la que tienen previsto su debut durante los Juegos Olímpicos de Japón.
Con este trabajo, según sus declaraciones, la compañía quiere aprender a utilizar su lluvia de estrellas artificial en otras situaciones como medio de comunicación, lo que suena un tanto extraño.
En cualquier caso, si logramos realmente hacer un lluvia de estrellas artificial, cosa que parece bastante plausible y además cercana, habremos marcado otro hito en nuestros cielos.
Fuente: Hipertextual