Unos investigadores han conseguido detectar remotamente minas explosivas enterradas, valiéndose para ello de bacterias fluorescentes recogidas en microesferas poliméricas, iluminadas por un sistema de escaneo basado en rayos láser.
La necesidad de disponer de tecnologías seguras y eficientes para detectar minas enterradas y que no han explotado es tan grande como la magnitud de este problema, de importancia global.
Aproximadamente medio millón de personas en el mundo están sufriendo lesiones por culpa de explosiones de tales minas, y cada año entre 15.000 y 20.000 personas más son heridas o muertas por estas traicioneras armas.
Más de 100 millones de minas están aún enterradas en más de 70 países.
El principal reto técnico en la limpieza de los campos de minas es detectarlas.
Las tecnologías usadas hoy en día no son muy distintas de las empleadas en la Segunda Guerra Mundial, lo que obliga a que los artificieros arriesguen su integridad física e incluso su vida cuando se adentran en tales campos.
Claramente, existe una necesidad acuciante de una solución eficiente que permita la detección remota de minas enterradas y de otros explosivos que no hayan estallado.
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El sistema está basado en la observación de que las sustancias explosivas de todas las minas emiten pequeñas cantidades de vapores, que se acumulan en el suelo por encima de ellas y que sirven como marcadores de su presencia.
Los investigadores han empleado para su sistema bacterias vivas modificadas que emiten una señal fluorescente cuando entran en contacto con estos vapores.
Esta señal puede ser registrada y cuantificada desde una posición alejada.
Las bacterias fueron encapsuladas en pequeñas esferas poliméricas, que fueron después esparcidas por la superficie de un campo de pruebas en el que fueron enterradas minas antipersona reales.
Usando un sistema de escaneado basado en rayos láser, se escaneó remotamente el campo de pruebas, y se pudo determinar la ubicación de las minas enterradas.
Fuente: Noticias de la Ciencia