Cada día, tan sólo en los Estados Unidos, alrededor de 3.000 personas entran a la lista en espera de un corazón.
Esto significa que mientras aparece un donante, el paciente muchas veces debe estar conectado a una gran máquina que le ayuda a bombear la sangre al cuerpo.
La mala noticia es que no muchos sobreviven a esto.
Por ello los científicos e investigadores están buscando la forma de mejorar las actuales bombas de sangre.
Investigadores de la ETH Zürich están presentando un nuevo proyecto que consiste en un corazón impreso en 3D que ayudaría en la labor de bombear sangre al cuerpo, esto mientras el paciente espera un trasplante o bien, su corazón se recupera.
La ventaja de este corazón, a diferencia del resto de ideas similares, es que éste late tal y como lo hace uno de verdad.
La idea de tener corazón sintéticos no es nueva, desde hace varios años hemos visto diversos proyectos donde incluso se ha logrado salvar la vida de bebés.
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La diferencia en este caso, es que todo se enfoca en algo provisional y dirigido en mantener el bombeo de sangre, de aquí la importancia de los latidos, un hito nunca antes conseguido en este tipo de materiales.
Este corazón ha sido creado a base de silicona suave impresa en 3D que imita el órgano humano de una forma sorprendente, ya que cuenta con dos ventrículos, derecho e izquierdo, y su propia cámara que funciona cómo músculo.
Dicha cámara se infla y desinfla por medio de aire presurizado y bombea el fluido hacia las cámaras.
Su peso de 390 gramos es muy similar a un corazón humano.
La mala noticia es que su uso está limitado a aproximadamente 3000 latidos, es decir, entre 30 y 45 minutos de uso continuo, algo que se ha vuelto un pequeño gran inconveniente, pero que abre la puerta a seguir experimentando y desarrollar nuevas técnicas basadas en este proyecto, el primer paso ya se ha dado.
Nicholas Cohrs, quien forma parte del equipo de desarrollo del corazón, aclara que se trata de apenas un proyecto, una prueba de factibilidad donde el objetivo no era presentar un corazón listo para trasplantes, sino pensar en una nueva dirección para el desarrollo de bombas y corazones artificiales que podrían salvar la vida de millones de personas que están a la espera de un corazón.
Fuente: Xataca