El alcohol se metaboliza de forma mayoritaria en el hígado.
Su consumo está relacionado con más de 200 enfermedades, incluida el cáncer.
El consumo de alcohol no solo produce una sensación de calor en el cuerpo.
Su ingesta está relacionada con la aparición de más de 200 enfermedades.
En ese sentido, los expertos alertan desde hace tiempo sobre los riesgos de las bebidas alcohólicas, desmintiendo categóricamente mitos como que una copa de vino al día o una cerveza sean buenas para la salud. Pero no es suficiente.
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad español señala que el alcohol sigue siendo la sustancia psicoactiva más consumida en España.
El 94,2% de la población entre 15 y 64 años ha consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida, un porcentaje que baja hasta el 78,7% y el 63,3% en el caso de los individuos que lo consumieron al menos en una ocasión durante el año anterior y durante el mes pasado, respectivamente.
Los datos oficiales sostienen además que el 11% de los encuestados consume alcohol a diario.
Las cifras apuntan que no existe suficiente concientización acerca de los peligros de esta sustancia en nuestra salud.
Por desgracia, los efectos del alcohol se manifiestan en todo el organismo.
Existen investigaciones que muestran que incluso un consumo moderado de estas bebidas a lo largo del tiempo causa cambios estructurales en el cerebro.
Su ingesta también está relacionada con un aumento de la presión arterial, la aparición de problemas digestivos y cardiovasculares e incluso un incremento del riesgo de cáncer.
No obstante, el impacto más conocido de esta sustancia se encuentra en el hígado, el órgano encargado de metabolizar el alcohol.
El consumo de este tipo de bebidas puede desembocar en graves enfermedades como el hígado graso, la hepatitis, la cirrosis y el cáncer hepático.
La página web I fucking love science ha rescatado ahora un vídeo, protagonizado por Dr. Drew, un facultativo muy conocido en Estados Unidos, en el que se muestran los efectos del alcohol en el hígado.
La grabación se difundió inicialmente en 2011 y muestra las diferencias entre el hígado de una persona sana y el hígado de un individuo que haya consumido esta sustancia a lo largo de su vida.
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Una vez que una persona ingiere una bebida alcohólica, su contenido pasa por el sistema digestivo hasta absorberse en un 20% en el estómago y en un 80% en el intestino delgado.
Estos diferentes porcentajes se deben a la distinta superficie de ambos órganos, que limita la tasa de difusión del alcohol, según explican desde la Universidad de California (San Diego).
En cuestión de minutos, esta sustancia pasa al torrente sanguíneo para terminar en el hígado, donde se metaboliza en un 90%, el resto se elimina a través de la piel, los riñones y los pulmones.
El hígado metaboliza el 90% del alcohol consumido: allí se transforma en acetaldehído, una peligrosa sustancia considerada como carcinógena
Este proceso permite la transformación del etanol para que no cause daños en el resto del cuerpo: primero se convierte en un compuesto químico llamado acetaldehído y luego en acetato.
El primer metabolito está relacionado con los daños que produce el alcohol en el hígado, el páncreas, el estómago, el corazón y el cerebro.
En 2009, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, en inglés) de la Organización Mundial de la Salud determinó que el acetaldehído es carcinógeno para los seres humanos (grupo 1).
Entre sus efectos, destaca la síntesis en exceso de triglicéridos, que conduce al desarrollo del conocido hígado graso, considerada como “la etapa más temprana de la enfermedad del hígado por el alcohol (o hepatopatía alcohólica)”.
Posteriormente el consumo de alcohol también puede desembocar en una hepatitis, es decir, una inflamación, y en una cirrosis.
En este último caso, el órgano afectado sufre una serie de cicatrices que se forman por culpa de las lesiones provocadas por el tóxico.
Esta cicatrización, relacionada con más de 27.000 muertes anuales, bloquea en parte la circulación de sangre a través del hígado y debilita su capacidad para producir bilis, controlar infecciones o procesar nutrientes y medicamentos.
Este problema puede causar otros trastornos en el cuerpo, como la aparición de edemas (acumulación de líquido), tumores, hipertensión, varices e ictericia.
Son algunas de las complicaciones para la salud de las personas que consumen alcohol, aunque el impacto directo en el hígado, como se muestra en el video, solo se pueda observar una vez que el afectado ha fallecido.
Fuente: Hipertextual