Hacer objetos minúsculos es difícil: es mucho más fácil hacer cosas más grandes y luego reducirlas. Esa es la idea detrás de una técnica de impresión 3D llamada fabricación por implosión.
El método puede usarse para producir una variedad de formas, desde pequeñas esferas huecas hasta cadenas ligadas microscópicas.
También funciona con diferentes materiales, incluyendo plásticos, metales y ADN.
La mayoría de las nanoestructuras se crean en capas utilizando impresión 3D.
Esto funciona para estructuras planas o para formas, como pirámides, que pueden construirse desde abajo hacia arriba, pero las estructuras más complejas necesitan un enfoque diferente.
Ed Boyden en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y sus colegas descubrieron que podían revertir una técnica existente para hacer el trabajo.
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Anteriormente, desarrollaron un método para ampliar pequeños detalles en el tejido cerebral al insertarlo en otro material y luego expandirlo, y revertirlo les daba una forma de hacer pequeñas las cosas grandes.
Para probar la idea, el equipo hizo andamios de poliacrilato, un material absorbente utilizado en pañales, y construyó estructuras de tamaño centimétrico en el interior al pegar las moléculas a los puntos de anclaje utilizando láseres.
Estos se redujeron a una milésima parte del volumen original aplicando un ácido.
Los investigadores crearon objetos, como cubos huecos y un grabado de Alicia en el país de las maravillas, utilizando el método.
Cada uno tenía un tamaño de alrededor de 1 milímetro cúbico y contenía detalles estructurales de alrededor de 50 nanómetros.
Pero Boyden piensa que puede ir mucho más pequeño.
En un puñado de pruebas, pudieron expandir y reducir la estructura 8000 veces.
Un uso inmediato de la fabricación por implosión podría ser fabricar lentes ópticos más pequeños y de mayor resolución, como los que se usan en autos que conducen por sí mismos y que necesitarán muchas cámaras baratas y pequeñas, dice Boyden.
Pero como la técnica solo requiere equipo de laboratorio básico, imagina una amplia gama de aplicaciones.
“En la década de 1970, los aficionados construían sus propias computadoras en casa”, dice. “Tal vez la gente ahora puede hacer sus propios chips”.
Fuente. New Scientist