CIENTÍFICOS ASEGURAN HABER ENCONTRADO INDICIOS DE VIDA EN MARTE

Científicos aseguran haber encontrado indicios de vida en Marte

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Un nuevo estudio afirma haber hallado material orgánico en un meteorito marciano encontrado a fines de los años setenta en la Antártida.

A la pregunta de si es posible que ahora mismo haya algún tipo de vida en Marte, la NASA ya ha afirmado que todo indica que no: en 1976, la agencia espacial aterrizó naves robot conocidas como Viking 1 y Viking 2 en en el planeta rojo, y tras estudiar durante cuatro y seis años el suelo marciano en busca de bacterias, los resultados fueron decepcionantes.

El mundo más conocido a la Tierra del que tenemos pruebas no alberga rastros orgánicos.

O, por lo menos, no han sido hallados hasta ahora.

Pero en los más de 4.000 millones de años en los que lleva existiendo, ¿alguna vez la albergó? Eso es lo que se plantean ahora los científicos.

Y, según un estudio publicado en marzo en la revista «Open Astronomy», algunos seres habrían habitado Marte en la antigüedad. Al menos bacterias.

Así lo afirman científicos de Hungría que aseguran haber encontrado huellas de material orgánico incrustadas en forma mineralizada en un meteorito marciano localizado a finales de los años 70.

Oficialmente bautizado como ALH-77005, el meteorito marciano se encontró en Allan Hills, en la Antártida, durante la misión del Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón entre 1977 y 1978.

El nuevo estudio, de los autores Ildiko Gyollai, Márta Polgári y Szaniszló Bérczi, propone la presencia de bacterias activas en Marte.

Su investigación también sugiere, además, que puede haber existido vida en otros planetas.

En concreto, se estudió una muestra de sección delgada del meteorito mediante microscopía óptica para microtextura y mediante microscopía FTIR-ATR para la interpretación de minerales biogénicos y material orgánico incorporado.

Según el estudio, el ALH-77005 tiene texturas poikilíticas. cristales grandes con otros más pequeños de diferente mineral, con piroxenos gruesos y olivinos marrones, y con un burbuja de fusión recristalizada.

Los minerales de grano grueso no contienen ninguna alteración a lo largo de los límites del grano.

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La bolsa de material fundido y la proximidad de minerales opacos «contienen firmas biogénicas como formas filamentosas y coccoidales de bacterias oxidantes del hierro, presencia de material orgánico integrado, y la presencia de minerales biogénicos, como ferrihidrita, goetita y hematita», añade la investigación.

«Nuestro trabajo es importante porque integra las ciencias planetarias, terrestres, biológicas, químicas y ambientales, y será de gran interés para muchos investigadores en esos campos», explica la autora principal, Ildiko Gyollai, del Centro de Investigación HAS de Astronomía y Ciencias de la Tierra en Budapest.

«La investigación también será de interés para los planetólogos, expertos en meteoritos y astrobiología, así como para los investigadores del origen de la vida, y para el público en general, ya que ofrece un ejemplo de un aspecto novedoso de la mediación microbiana en meteoritos de piedra», concluye Gyollai.

Esta nueva investigación podría cambiar el examen de los meteoritos en el futuro.

A la luz de su descubrimiento, los autores plantean que los materiales del sistema solar deben estudiarse para establecer si hay evidencia de formas microbianas dentro de las rocas espaciales, y una indicación de que hubo vida en Marte.

La misión japonesa no ha sido la única que ha hallado meteoritos marcianos en la Antártida.

En diciembre de 1984 una expedición del Instituto Smithsoniano descubrió en el mismo lugar otro trozo de roca proveniente del planeta rojo.

Durante años se especuló, al igual que con el citado ALH-77005, con que algunas de las huellas grabadas en ese trozo de diogenita de color marrón oscuro hallado en Allan Hills se debían a la acción de seres vivos de origen marciano, pero al final se descubrió que la muestra se había contaminado en la Tierra.

La historia del meteorito de origen marciano ALH84001 también generó mucha expectación: después de que en 1996 la misma NASA junto con la Casa Blanca anunciasen que el trozo, de casi dos kilogramos de peso y que llegó a la Tierra hace unos 13.000 años, podía contener «restos fósiles de microorganismos que vivieron en el planeta Marte», toda la comunidad científica esperó ansiosa nuevos análisis que confirmaran estos resultados.

Pero no ocurrió así: dos años después la revista «Science» ya apuntó a la posibilidad de que los restos encontrados se hubieran contaminado aquí, lo que finalmente se confirmó.

¿Podemos estar ante la misma situación? ¿O puede que la nueva metodología aportada por los húngaros revele algún misterio encerrado en el meteorito ALH84001?

Seguramente los científicos no tarden en darnos una respuesta.

Fuente: ABC

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