Hemos escrito formas de vida desde la nada, es cierto; pero lo que se nos da realmente bien es reescribirlas.
Y la mejor muestra de ello es la Escherichia coli a la que un grupo de investigadores británicos han sometido a 18.000 pequeños cambios con solo un objetivo: hacerlas inmunes a los virus.
La idea era desafiante porque lo que buscaba el equipo de Jason Chin era coger una bacteria y reconfigurarla de tal manera que los codones (los 64 “bloques de construcción” con los que se construyan los genomas) incorporen dos funciones nuevas: la primera es crear nuevos aminoácidos (en la naturaleza solo existen unos 20 aminoácidos útiles); la segunda es la capacidad para bloquear la acción de la mayoría de los virus bacterianos.
Para conseguir esta bacteria a prueba de “secuestros virales“, los investigadores usaron CRISPR para introducir cambios masivos en su genoma: los suficientes como para desactivar a los fagos, pero no tantos como para que la bacteria perdiera su capacidad funcional básica.
Hacer la E. coli incomprensible para todo lo que entre dentro de ella.
Y, según publican en Science, lo han conseguido.
Por ahora, claro. Nadie tiene dudas de que si esta E. coli proliferara, la naturaleza se abriría camino y los virus empezaría a “aprender los nuevos idiomas” de los mecanismos moleculares.
Por eso, lo más interesante es la capacidad para crear nuevos aminoácidos porque sobre esos nuevos “ladrillos genómicos” sí se pueden construir cosas realmente revolucionarias.
Fuente: Xataca