Tradicionalmente, el aprovechamiento del calor del subsuelo para generar electricidad solo ha resultado viable en zonas donde dicho calor está muy cerca de la superficie, esencialmente en áreas volcánicas.
Perforar a gran profundidad permitiría aprovechar la energía geotérmica en cualquier punto del planeta, pero esta opción se ha venido considerando inviable por motivos económicos y técnicos.
La situación podría cambiar radicalmente si prospera la estrategia de una empresa que tiene por meta instalar centrales geotérmicas incluso en zonas sin vulcanismo.
Matt Houde, de esa compañía, llamada Quaise Inc., presentó recientemente en el Congreso Geotérmico Mundial los resultados de un estudio realizado al respecto por él y sus colegas.
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En la investigación también participaron Carlos Araque (CEO de Quaise), Ken Oglesby de la empresa Impact Technologies LLC, y Paul Woskov del Centro de Ciencia del Plasma y la Fusión (PSFC), adscrito al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos.
A una profundidad que varía entre 3 y 20 kilómetros dependiendo de la zona de la Tierra, el calor del subsuelo es lo bastante intenso (cerca de 400 grados centígrados) para poder ser aprovechado como fuente geotérmica con la que generar electricidad.
Bombear agua al fondo de uno de tales pozos geotérmicos puede hacer que esta adquiera un estado conocido como “supercrítico”, similar al vapor en algunos aspectos.
Sin embargo, esta fase de la materia, poco conocida por la gente, puede transportar entre 5 y 10 veces más energía que el agua caliente normal, lo que la convertiría en una fuente de energía extremadamente eficiente si pudiera bombearse desde el fondo del pozo hasta las turbinas de la superficie que la convertirían en electricidad.
Hasta ahora, esta clase de explotación energética ha sido inviable en la mayor parte del mundo.
Solo ha sido eficaz en Islandia y otras zonas donde la fuente de calor está relativamente cerca de la superficie.
El principal obstáculo para aprovechar la energía geotérmica fuera de esas zonas geográficas privilegiadas es que no podemos perforar lo bastante hondo.
Los taladros utilizados por las industrias del petróleo y el gas son incapaces de soportar las formidables temperaturas y presiones que se encuentran a kilómetros de profundidad.
Quaise trabaja para superar este obstáculo.
El innovador enfoque tecnológico de la empresa consiste en sustituir las brocas convencionales que rompen la materia pétrea de manera mecánica, por la energía de ondas milimétricas (“primas” de las microondas con las que mucha gente cocina o calienta alimentos).
Esas ondas milimétricas literalmente funden y luego vaporizan la roca.
Esto permite excavar pozos mucho más hondos de lo que era posible hasta ahora.
El enfoque de Quaise se basa en una tecnología ya madura y comercializada, desarrollada durante décadas para la investigación de la energía de fusión.
Quaise simplemente está reutilizando esa tecnología para una aplicación diferente.
Por ejemplo, las ondas milimétricas, cuya energía es capaz de fundir y vaporizar roca, llegan a su objetivo (roca profunda y caliente) gracias a un girotrón que las emite y a unas guías de ondas que las canalizan adecuadamente.
Ambos aparatos se desarrollaron gracias a medio siglo de investigación sobre la fusión nuclear como fuente de energía.
Junto con esta vanguardista manera de perforar, Quaise seguirá utilizando tecnologías de perforación convencionales como las desarrolladas por las industrias del petróleo y el gas, para perforar a través de las capas más cercanas a la superficie, reservando su nueva tecnología de perforación para perforar en el tramo más hondo de cada pozo.
Fuente: EurekAlert