Un sistema de refrigeración ideado en la Universidad de Córdoba permite obtener una mejor refrigeración cuanto más calor hace.
Desde luego, de cara a lo que se nos viene encima con el calentamiento global, podría ser muy útil.
Las altas temperaturas no dan tregua este verano.
Apenas se ha marchado una ola de calor, cuando la siguiente ya se encuentra en la parrilla de salida, lista para empezar.
Por eso, buscar sistemas de refrigeración eficientes y, a ser posible, amables con el medio ambiente, se ha convertido en una prioridad.
Además, si estos fuesen mejores a medida que aumenta la temperatura, sería casi un sueño.
Y lo mejor es que ese sueño parece ser algo factible, si nos fijamos en el sistema RACU, ideado por científicos de la Universidad de Córdoba en el marco del proyecto We District.
Se trata de un sistema de refrigeración que aprovecha el aire caliente para mantener frío el interior de un edificio.
Funciona aunando dos tecnologías de tratamiento de aire: la rueda desecante y el enfriamiento evaporativo directo.
Esta última, mucho más eficiente en climas cálidos, es la que le permite aprovechar el calor para obtener un sistema de refrigeración.
Durante estas últimas olas de calor hemos visto que en muchos lugares las temperaturas parecían ser mucho mayores de lo que indicaba el mercurio.
Esto se debe a que, en algunos lugares, el alto porcentaje de humedad en el aire dispara la sensación térmica.
Es un inconveniente si queremos mantenernos fríos, de ahí que RACU cuente para empezar con la rueda desecante, que se encarga de eliminar la humedad del aire.
Después, mediante un enfriamiento evaporativo indirecto, realiza un intercambio de calor con el aire exterior que permite enfriar el que circula por el interior del edificio.
El resultado es un sistema de refrigeración cuya eficiencia aumenta con la temperatura.
De hecho, según explican en un comunicado de la Universidad de Córdoba, los resultados experimentales obtenidos muestran que “a las 9 de la mañana, con una temperatura exterior de 25 °C, el sistema RACU es capaz de enfriar el aire a 16 °C, mientras que con 42 °C a las 6 de la tarde enfría hasta 17 °C con un bajo consumo energético”.
¿Pero de dónde se obtiene la energía para realizar este intercambio de calor?
Generalmente, los sistemas de refrigeración usan fuentes energéticas contaminantes, como el gas o el petróleo.
No obstante, en este caso se utiliza agua caliente proveniente de una red de distrito 100% renovable.
De nuevo, está aprovechando el calor para enfriar las estancias.
Como es lógico, este sistema de refrigeración es muy eficaz para enfriar las estancias durante una ola de calor.
Encima lo hace de una forma 100% renovable.
Pero, en realidad, sus ventajas van mucho más allá de eso.
Para empezar, se elimina de la ecuación el uso de sustancias refrigerantes, que resultan muy contaminantes para el medio ambiente y peligrosas para la salud en caso de fugas.
Además, al usar únicamente aire del exterior, se garantiza una mejor ventilación, muy ventajosa en tiempos de COVID-19.
Y por si todo eso no fuese suficiente, se ha comprobado que el consumo energético de RACU es cuatro veces menor que el de un sistema de refrigeración convencional.
Sobran los motivos para confiar en él, aunque aún se encuentre en fase experimental.
Está claro que de cara al futuro que se nos viene encima necesitamos sistemas como este, que nos ayuden a paliar las consecuencias del cambio climático.
Eso sí, todo ello sin olvidar que nada será suficiente si paralelamente no tomamos medidas para frenarlo.
Fuente: UCO