La obesidad es un problema creciente de salud global, cuya prevalencia se ha triplicado desde el año 1975.
Actualmente, afecta a 650 millones de personas en todo el mundo.
Esta patología está relacionada con enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, osteoartritis y determinadas formas de cáncer.
El encargado de gestionar la reserva de grasas del cuerpo es el tejido adiposo, y hay dos tipos diferenciados: el tejido adiposo blanco, que almacena reservas energéticas en forma de lípidos, y el tejido adiposo marrón, responsable de la oxidación de lípidos para generar calor.
Ahora, un equipo de científicos ha descrito un mecanismo que regula la formación correcta del tejido adiposo marrón a través de un proceso natural de renovación celular: la autofagia.
En la investigación, el equipo constató cómo la proteína NCOR1 (reguladora de varios genes) necesita ser degradada mediante la autofagia para que las células del tejido adiposo marrón se desarrollen con normalidad.
El estudio ha sido dirigido por Antonio Zorzano, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biomedicina Molecular de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (UB).
La proteína encargada de marcar el NCOR1 para su eliminación es la TP53INP2, que es objeto de estudio desde hace años en el Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Complejas y Mitocondrias del IRB Barcelona.
Mediante modelos animales de ratón, los investigadores también han comprobado que un tejido adiposo defectuoso o insuficiente (la eliminación de TP53INP2 provoca un error en la degradación de NCOR1) se asocia con niveles más elevados de obesidad.
«Existe una clara correlación entre unos niveles bajos de tejido adiposo marrón y la obesidad, pero todavía no sabemos si la obesidad es la causa y la consecuencia.
Nuestro descubrimiento abre la vía para intervenir en los procesos de autofagia para reforzar ese tejido adiposo marrón y así prevenir o tratar la obesidad y otras enfermedades metabólicas asociadas», explica Zorzano.
La autofagia es un proceso natural de degradación de componentes celulares.
Inicialmente se creía que respondía principalmente a labores de limpieza de elementos celulares dañados o envejecidos.
Sin embargo, desde hace algunos años la evidencia científica le señala como un elemento clave de la regulación de las funciones celulares mediante la eliminación de proteínas que ejercen funciones concretas.
El estudio relaciona la autofagia y la obesidad a través del desarrollo de tejido adiposo marrón.
«En un trabajo anterior también habíamos observado que la proteína TP53INP2 tiene el efecto contrario en la formación del tejido adiposo blanco; es decir, reprime su formación.
Esto convierte a esta proteína en una aliada para una gestión más saludable de las grasas ya que promueve su oxidación y a la vez previene su acumulación», explica Alba Sabaté, investigadora postdoctoral del Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Complejas y Mitocondrias del IRB Barcelona y primera autora del estudio.
Fuente: Autophagy