Los microscopios electrónicos permiten a los científicos ver la estructura de microorganismos, células, metales, cristales y otras estructuras diminutas que no eran visibles con los microscopios ópticos.
Pero, aunque estas imágenes han permitido a los científicos realizar grandes descubrimientos, la relación entre la estructura del objeto observado y su función sólo podía ser estimada debido al carácter estático de las imágenes conseguidas mediante los microscopios electrónicos.
En la década de 1990, unos investigadores añadieron la dimensión faltante, el tiempo, mediante el uso de un láser que permite capturar imágenes de moléculas gaseosas a medida que experimentan reacciones químicas.
Recientemente, el equipo del físico Chong-Yu Ruan, de la Universidad Estatal de Michigan en Estados Unidos, ha llevado estas “películas moleculares” al nivel de la escala nanométrica, que es donde las propiedades de los materiales comienzan a cambiar.
El logro tecnológico conseguido por estos científicos tiene aplicaciones en diversas tecnologías nanoelectrónicas así como en el sector de las energías limpias.
El equipo de Ruan es uno de los pocos en el mundo que ha desarrollando activamente una tecnología de microscopía electrónica capaz de ofrecer imágenes en escalas del orden de los femtosegundos.
Un femtosegundo es una milbillonésima de segundo.
Para tener una idea clara de cuán breve es ese espacio de tiempo, basta considerar que un femtosegundo es a un segundo lo que un segundo es a unos 32 millones de años.
Desde la lógica de nuestro mundo cotidiano, cuesta creer que en el universo ocurran cosas con tanta rapidez como para tener que medirlas en femtosegundos.
Pero a escala molecular y atómica sí se dan hechos tan fugaces, como por ejemplo dentro de las reacciones químicas o en el tráfico de cargas eléctricas.
Fuente: Noticias de la Ciencia