La agencia aeroespacial estadounidense ha creado el proyecto Sustainable Flight Demonstrator, concedido a Boeing, que tratará de crear una nueva generación de aviones comerciales con un objetivo muy claro: ser especialmente eficientes.
El aspecto de ese nuevo avión comercial es muy peculiar, y de hecho Boeing ya lo tenía en marcha desde 2019.
En este concepto se hace uso de unas alas extremadamente largas y sorprendentemente delgadas para las dimensiones de estos aviones, que serían más pequeños que los 747.
Para afianzar esa estructura las alas están “sujetas” por una estructura muy peculiar que hace que dos “brazos” aparezcan de la parte inferior de la cabina de pasajeros, a la altura de la bodega, y que se une luego al centro de cada ala.
Según Boeing, este concepto permite que teóricamente se pueda reducir el 30% del consumo de combustible en los aviones comerciales, una cifra asombrosa en un segmento que es especialmente problemático por las emisiones de carbono que implica cada trayecto.
El concepto original de Boeing permitiría volar a Mach 0.7 o 0.75, pero un nuevo diseño de esa estructura, llamada Transonic Truss-Braced Wing, permite volar a Mach 0.8, es decir, a 954 km/h.
Los aviones comerciales actuales tienen velocidades de crucero que difícilmente superan los 500 nudos, es decir, los 926 km/h.
En resumen: si todo va como esperan la NASA y Boeing, los vuelos serán más rápidos y más eficientes.
La NASA ha invertido 425 millones de dólares en el proyecto, mientras que Boeing y otros socios invertirán otros 300 millones.
Se espera que las pruebas terminen a finales de esta década, y los primeros aviones debutarán la próxima década, aunque no hay fechas concretas.
Hay desde luego otros factores que influirán en ese reto de conseguir aviones más eficientes.
Los nuevos combustibles, lo de los aviones eléctricos a gran escala parece demasiado lejano, pero el hidrógeno es una esperanza revolucionaria, nuevos sistemas de propulsión y mejores materiales o aerodinámica son también componentes clave de un futuro en el que la aviación quiere ir a más, pero sin contaminar tanto (o nada).
Fuente: NASA