El uso de la tecnología aplicada a la Arqueología ha permitido marcar 6.000 lugares de interés en el valle del Indo.
La aplicación de una inteligencia artificial a la búsqueda de yacimientos ha permitido rastrear 475 000 km2 en el valle del río Indo y ha localizado unos 6000 lugares con restos arqueológicos que los convierten en potenciales yacimientos de interés para la investigación de la historia.
Estamos ante una poderosa herramienta que, bien combinada con el conocimiento arqueológico, puede deparar resultados sorprendentes.
Un algoritmo entrenado por especialistas es capaz de detectar desde el aire pequeños trozos de cerámica, líneas de caminos, muros y otras construcciones enterradas, y hasta fitolitos, partículas de plantas que quedan en el terreno y que podrían indicar la existencia de cultivos en el pasado.
A través de satélites, drones o aeronaves, un equipo de investigadores puede detectar restos arqueológicos a lo largo de un área geográfica enorme y en muy poco tiempo.
No solo sobre el terreno, sino que la tecnología puede aprender y detectar yacimientos a partir de mapas antiguos.
El hito ha sido presentado por Iban Berganzo en su tesis doctoral.
El autor del estudio es ingeniero de telecomunicaciones con doctorado en arqueología computacional e investigador del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), vinculado a la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona.
“Éstas son las líneas de trabajo hoy, las que combinan especialidades. No es descabellado pensar que podamos tener una cartografía arqueológica mundial. Y nuestros equipos están en la vanguardia de la arqueología computacional en el mundo”.
Miles de potenciales yacimientos fueron detectados en el valle del Indo, pero la metodología podría extenderse a toda la India y replicarse en el resto del mundo para lograr esa cartografía arqueológica mundial a la que se refiere el investigador.
“Entrenamos la inteligencia artificial fijando en el algoritmo los datos de yacimientos de los que tienes certezas: ubicación, formas… un montículo, una cerámica.
Hay que ir validando lo que va aprendiendo, hasta que llega un momento en que en tiempo real detecta qué es cada cosa. Hasta que logras que la detección positiva sea estadísticamente significativa”.
Entre los sistemas empleados destaca el LiDAR (Light Detection and Tanging), un dispositivo que, mediante el uso de tecnología láser, escanea desde el aire y está dando frutos en su aplicación a la Arqueología.
El mismo Berganzo participó en un equipo de investigación que detectó miles de yacimientos en Galicia gracias al uso de esta tecnología en un estudio publicado en 2020 y en 2022 otro equipo arqueológico descubrió yacimientos desconocidos en el Amazonas.
La detección en tiempo real que realiza esta tecnología podría tener, además, una función muy valiosa: controlar los yacimientos que ya conocemos para evitar el expolio y otras amenazas que pongan en peligro los restos arqueológicos.
Según Berganzo, “hemos calculado que para revisar los mapas que nuestros algoritmos han revisado en seis horas y sin margen de error necesitaríamos arqueólogos especializados que trabajaran 120 horas para detectar lo mismo”.
De esta manera, la tecnología ofrece a los arqueólogos la capacidad de buscar abarcando un territorio enorme en tiempo récord.
Claro que estamos en una fase todavía inicial del proceso, con la necesidad de un mayor aprendizaje por parte del algoritmo para atinar más y mejor a la hora de encontrar posibles yacimientos.
Sin embargo, Berganzo lo toma únicamente como complemento que agiliza el trabajo del arqueólogo:
“Nunca debemos desdeñar el trabajo de campo. Nosotros liberamos al arqueólogo de ciertas operaciones rutinarias para que se centre en el análisis de los yacimientos”.
Fuente: Muy Interesante