La interacción entre vista y oído, y una capacidad técnica asombrosa para captar sonidos ultradébiles han permitido a científicos demostrar que es posible saber los movimientos de unos ojos sin verlos.
Eso se consigue a partir de un análisis de los sutiles sonidos que dichos movimientos oculares generan en el oído de la persona que mueve los ojos.
Lo descubierto significa además que lo que oímos puede estar distorsionado por lo que vemos o acabamos de ver.
“Concretamente, se puede estimar el movimiento de los ojos así como la posición de aquello a lo cual los ojos van a mirar, sin más ayuda que grabaciones realizadas con un micrófono en el canal auditivo“, resume Jennifer Groh, de la Universidad Duke en Estados Unidos y coautora del estudio.
En 2018, el equipo de Groh descubrió que nuestros oídos emiten un ruido sutil, imperceptible para nosotros, cuando nuestros ojos se mueven.
En el nuevo estudio, Groh, Stephanie N. Lovich de la Universidad Duke y sus colegas han mostrado que estos sonidos pueden revelar hacia dónde miran los ojos.
También funciona a la inversa. Sin más ayuda que la información de hacia dónde miraba alguien, el equipo de Groh fue capaz de predecir cómo sería la forma de onda del sutil sonido del oído.
Groh cree que estos sonidos pueden producirse cuando los movimientos oculares estimulan al cerebro a contraer los músculos del oído medio, que suelen ayudar a amortiguar los sonidos fuertes, o las células ciliadas del oído, que ayudan a amplificar los sonidos débiles.
El propósito exacto de estos chirridos del oído no está claro, pero la corazonada inicial de Groh es que podrían ayudar a agudizar la percepción de las personas.
Los autores del estudio creen que esto forma parte de un sistema que permite al cerebro emparejar lo que se ve con una fuente de sonido.
Fuente: PNAS