Se estima que una cuarta parte de los adultos y dos tercios de los niños experimentan una fuerte sensación de miedo y rechazo a ser pinchados con las agujas hipodérmicas de las inyecciones.
Sin embargo, la buena marcha de la salud pública depende de que la gente esté dispuesta a recibir vacunas, que a menudo se administran mediante un pinchazo con una inyección provista de aguja hipodérmica.
El equipo de Darcy Dunn-Lawless, del Instituto de Ingeniería Biomédica dependiente de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, ha ideado y está perfeccionando una forma indolora de administrar vacunas por inyección pero sin requerir aguja.
El trabajo de la aguja lo realiza un ultrasonido.
“Nuestro método se basa en un efecto acústico llamado ‘cavitación’, que consiste en la formación y el estallido de burbujas en respuesta a una onda sonora“, explica Dunn-Lawless.
“Pretendemos aprovechar las explosiones concentradas de energía mecánica producidas por el colapso de estas burbujas de tres maneras principales.
En primer lugar, para despejar los pasajes a través de la capa externa de células muertas de la piel y permitir el paso de las moléculas de la vacuna.
En segundo lugar, para lograr una acción de bombeo que impulse las moléculas del fármaco por estos pasajes.
Por último, para abrir las membranas que rodean a las propias células, ya que algunos tipos de vacuna deben introducirse en el interior de una célula para funcionar“.
En las pruebas iniciales de este sistema para inyectar fármacos, se constató que una cantidad de moléculas de vacuna 700 veces menor que la cantidad necesaria en una dosis administrada mediante inyección con aguja no solo no veía reducida su eficacia sino que de hecho lograba generar una respuesta inmunitaria mayor.
En definitiva, estas inyecciones ultrasónicas parecen ser, además de indoloras, más eficientes, con menos efectos secundarios y más baratas.
El nuevo sistema de vacunar usando inyecciones sin aguja ha sido presentado en un congreso de acústica celebrado en Sídney, Australia, y organizado por la AAS (Australian Acoustical Society) y por la ASA (Acoustical Society of America).
Fuente: The Week