Investigadores han ideado un sistema para terapias genéticas más seguras: un interruptor “on/off” de nuestros genes.
Las terapias génicas han pasado de ser una promesa de la medicina moderna a convertirse en una realidad, lo cual no quiere decir que no queden aspectos por refinar.
Un equipo estadounidense de investigadores de la Universidad de Baylor ha diseñado un mecanismo que podría contribuir a crear terapias génicas más eficaces y seguras.
Se trata de un “interruptor” capaz de regular la acción de los genes involucrados en la terapia y así solventar el problema de la ventana terapéutica asociado a algunas de estas terapias.
El problema de la ventana terapéutica fue descrito hace tiempo y no es otra cosa que una cuestión de dosificación.
En las terapias génicas es nuestro cuerpo, a través de un gen que introducimos, que produce las proteínas que nuestro cuerpo requiere.
El problema es que no podemos (o, más bien, no podíamos) controlar la medida en la que los genes de nuestro cuerpo codifican estas proteínas.
Si producen demasiadas, la terapia podría resultar contraproducente; pero si no se producen las suficientes, la terapia resulta inútil.
Tal y como explican los investigadores responsables de este nuevo mecanismo, hasta ahora uno de los mecanismos propuestos para crear sistemas de regulación de la actividad de estos genes era la introducción de proteínas externas.
El problema es que estas proteínas despertaban una reacción del sistema inmune, que acababa atacando las células que expresaban la proteína terapéutica, inutilizando la terapia en su conjunto.
La nueva herramienta se basa en utilizar el propio ARN como mecanismo de regulación, ya que nuestro sistema inmune no reacciona contra estas macromoléculas.
Los investigadores introdujeron una señal, polyA, en el código del ARN, la cual, por defecto, sirve como “señal de stop”, un indicador de por dónde se corta el código.
Lo que hicieron los científicos fue colocar esta señal al comienzo, de forma que el ARN queda, por defecto, desactivado.
Para accionar este interruptor hace falta por tanto una “llave”.
Y aquí está otra de las claves del nuevo mecanismo.
Los investigadores utilizan una tetraciclina, una proteína conocida y cuyo uso está aprobado por la agencia regulatoria estadounidense, la FDA, como llave de activación de este “interruptor”.
Gracias a este mecanismo, controlar la dosis terapéutica de la terapia génica sería tan fácil como controlar la dosis de tetraciclina administrada: si la terapia requiere que el cuerpo produzca mucha cantidad de la proteína terapéutica, se administra gran cantidad de la “proteína llave”.
Si se necesita menos, se administra menos.
“Esta estrategia nos permite ser más precisos en el control de la expresión genética de una proteína terapéutica.
Nos permite ajusta su producción de acuerdo con las etapas de la enfermedad o sintonizarla con las necesidades específicas del paciente, y todo utilizando una dosis de tetraciclina aprobada por la FDA”, explica Laising Yen, uno de los autores del estudio.
Fuente: ABC