Todos necesitamos una mano amiga de vez en cuando. Y cuando eres un astronauta en la Luna, donde la gravedad es extraña y tus habilidades motoras finas parecen abandonarte, podrías encontrarte en la necesidad de un par de brazos robóticos a mano.
“SuperLimbs” es un sistema de extremidades robóticas portátiles que se adhieren a la mochila de soporte vital de un traje espacial, lo que las hace más que parecidas a los tentáculos mecánicos que usa el Doctor Octopus.
Desarrollado por primera vez hace una década por un profesor del MIT, el dispositivo está diseñado para ayudar a los astronautas a levantarse cuando caen sin contemplaciones durante una caminata lunar.
Ya sea que un intrépido explorador lunar se encuentre boca abajo o como una tortuga boca arriba, SuperLimbs puede desplegar un apéndice o dos para proporcionar el empuje adicional necesario para que se ponga de pie nuevamente.
“Mi objetivo es hacer que estos brazos se conviertan casi en el nuevo paradigma para los astronautas“, dijo Erik Ballesteros, un investigador del MIT que trabajó en SuperLimbs en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
Las caídas son una verdadera amenaza en entornos de baja gravedad.
Los astronautas que caminaron sobre la Luna durante las misiones Apolo se cayeron o casi cayeron cerca de cincuenta veces en total.
Tener que levantarse repetidamente puede ser una lucha agotadora y también un poco hilarante.
“Los astronautas son físicamente muy capaces, pero pueden sufrir en la Luna, donde la gravedad es una sexta parte de la de la Tierra, pues su inercia sigue siendo la misma“, explicó Harry Asada, un profesor de ingeniería mecánica del MIT que originalmente desarrolló SuperLimbs, en una declaración a principios de este año.
“Además, usar un traje espacial es una carga significativa y puede restringir sus movimientos”.
En su forma actual, el dispositivo se maneja con un controlador tipo joystick, y las pruebas preliminares realizadas hasta el momento con un prototipo han demostrado que SuperLimbs ayudó a los sujetos de prueba a levantarse con menos esfuerzo.
Las extremidades también proporcionan una ventaja menos obvia.
El polvo lunar es “súper tóxico”, dijo Ana Díaz Artiles, profesora adjunta de ingeniería aeroespacial en Texas A&M que no participó en el desarrollo del dispositivo, por lo que cuanto menos tiempo pasen los astronautas rodando en él, mejor.
Hay algunas preguntas en torno a SuperLimbs. ¿Serán lo suficientemente resistentes para sobrevivir al duro entorno del espacio? ¿Y serán lo suficientemente útiles para compensar el volumen que añaden?
Ballesteros cree que en un año o dos, estos detalles se resolverán para otra demostración humana.
“No podemos simplemente poner cinta adhesiva y juntar cosas; tenemos que ser muy precisos y muy cuidadosos“, dijo.
Su objetivo es que, con el tiempo, las extremidades se conviertan en piernas adicionales funcionales, lo que permitirá a los astronautas moverse “mucho más rápido y sin utilizar tanta energía“, dijo, ayudándolos a estabilizarse si comienzan a perder el equilibrio.
“Quiero que se convierta casi en una extensión natural de sus cuerpos… para que el astronauta se sienta casi incómodo al no tenerlos“, dijo Ballesteros.
Fuente: CNN