Perros adiestrados para detectar huevos de la mosca del vinagre moteada se convierten en aliados clave para proteger viñedos y bosques.
Un estudio de la Universidad de Cornell revela cómo su olfato supera la vista humana en entornos complejos.
En la lucha contra la mosca del vinagre moteada (Lycorma delicatula), una plaga invasora que amenaza viñedos y cultivos en Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, viticultores y conservacionistas han encontrado un aliado inesperado: perros adiestrados para detectar masas de huevos invernantes en viñedos y bosques.
La mosca del vinagre moteada, también conocida como mosca linterna con manchas, es una plaga invasora originaria de China y el sudeste asiático que ha causado estragos en cultivos y ecosistemas de Estados Unidos desde su detección en Pensilvania en 2014.
Este insecto, que pertenece al grupo de los hemípteros, se alimenta perforando la corteza de árboles y plantas para extraer savia, lo que debilita a las especies afectadas.
Representa una seria amenaza para cultivos como las uvas, las manzanas, el lúpulo y los árboles de los arces y nogales.
Además de dañar directamente las plantas, la mosca excreta una sustancia azucarada que fomenta el crecimiento de moho negro, lo que afecta aún más a la salud de las plantas.
Su rápida propagación y capacidad de adaptación hacen necesaria una vigilancia constante y estrategias de control innovadoras, como el manejo integrado de plagas y el uso de perros adiestrados.
Estos canes, entrenados para rastrear por el olfato, han demostrado ser una herramienta clave para frenar la propagación de esta plaga, según un estudio de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos.
El estudio comparó la eficacia de los perros, un labrador retriever y un belga malinois, frente a la de los seres humanos en la detección de huevos en veinte viñedos de Pensilvania y Nueva Jersey afectados por la plaga.
Los resultados revelaron que mientras los seres humanos son más eficaces en la búsqueda sistemática en viñedos, los perros superan ampliamente a las personas en la detección en bosques adyacentes, donde las masas de huevos suelen ser más difíciles de descubrir.
Desde que fue detectada en Pensilvania, la mosca del vinagre moteada se ha extendido a dieciocho estados, incluido el de Nueva York, y en su expansión ha afectando a cultivos clave, como uvas, manzanas, lúpulo y árboles de las especies mencionadas.
Según Angela Fuller, autora principal del estudio y profesora del Departamento de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Cornell, una infestación puede causar entre el 80% y el 100% de mortalidad de las vides en una sola temporada de crecimiento.
Además, obliga a los viticultores a aumentar el uso de insecticidas, lo que puede elevar los costos hasta un 170% por temporada.
Durante el estudio, los investigadores acotaron una serie de terrenos, tanto en los viñedos como en los bosques cercanos para la recogida de datos (transectos), y los inspeccionaron en días distintos para evitar que los olores humanos influyeran en el trabajo de los perros.
En los viñedos, los seres humanos detectaron 1,8 veces más masas de huevos que los perros: nuestros congéneres hallando un promedio de 31 masas por hora frente a las 24 de los canes.
La ventaja humana radica en su capacidad para realizar búsquedas visuales sistemáticas, subiendo y bajando por las parras y postes donde las moscas adultas depositan sus huevos.
Sin embargo, en los bosques, donde muchas moscas pasan el invierno antes de invadir los viñedos, los perros detectaron 3,4 veces más masas de huevos que los humanos.
Su agudo sentido del olfato les permite localizar huevos que, por su tamaño y ubicación críptica, son difíciles de ver.
En promedio, los perros encontraron 7,6 masas de huevos por hora, frente a las 6,7 detectadas por los humanos.
Aunque los perros tardaron más tiempo en realizar las búsquedas, el hallazgo de masas de huevos en entornos boscosos es crucial para erradicarlas antes de que las moscas invadan los viñedos.
«El tiempo extra que los perros emplean en encontrar las masas no es tan importante como la detección misma, porque sin encontrar los huevos no es posible eliminarlos», dice Fuller en una nota de prensa de la Universidad de Cornell.
Los resultados del estudio sugieren que una combinación de equipos humanos y caninos podría ser la estrategia más eficaz para combatir esta plaga.
Los humanos serían clave en los viñedos, mientras que los perros aportarían su extraordinario olfato en zonas boscosas.
Este enfoque complementario no solo podría limitar la propagación de la mosca moteada, sino también reducir la dependencia de insecticidas, lo que contribuye a un manejo más sostenible y económico de los viñedos.
La integración de perros entrenados en la lucha contra plagas representa un ejemplo innovador de cómo las capacidades naturales de los animales pueden ser aprovechadas en beneficio de la agricultura y la conservación del medioambiente.
Desde hace tiempo, los perros han puesto su capacidad olfativa a disposición del ser humano.
Usamos perros entrenados para detectar explosivos, drogas, personas desaparecidas, restos humanos, tráfico de fauna, dinero y sustancias peligrosas, como químicos tóxicos, gracias a su capacidad para identificar olores específicos en concentraciones mínimas.
También el olfato de los canes se usa en medicina para detectar enfermedades como el cáncer, la diabetes, infecciones y condiciones como la epilepsia.
Pueden identificar estos problemas al oler muestras de sudor, aliento u orina, y alertar sobre cambios críticos, como hipoglucemia en diabéticos o crisis epilépticas.
También se han utilizado para detectar la covid-19. Su sensibilidad y rapidez hacen de este método una herramienta prometedora, aunque aún requiere más investigación para complementar la tecnología médica.
Fuente: ESA