Las redes neuronales que determinan la formación de recuerdos asociados al miedo son realmente complejas. Un estudio en Science sugiere que la inhibición de un grupo de neuronas podría borrar recuerdos asociados a esta emoción.
Los recuerdos asociados al miedo forman parte de un comportamiento adaptativo que hemos ido aprendiendo desde los orígenes de nuestra especie.
En cierta manera, relacionar un determinado suceso con una sensación específica de terror juega un papel evolutivo primordial.
Si al cruzar una determinada carretera casi nos atropella un auto, seguro que nos lo pensaremos más de una vez y de dos antes de caminar hacia el asfalto.
Este es un ejemplo clave de cómo nuestro cerebro debe activar determinados circuitos neuronales para “avisarnos” la próxima vez de que una determinada situación nos produce miedo.
Una de las zonas clave del cerebro que sirve para almacenar recuerdos relacionados con el miedo es el hipocampo.
Se trata de un área relacionada con la corteza cerebral, con la que se encuentra en contacto directo.
En esta zona logramos hacer una representación neuronal de un determinado contexto, y registrarlo finalmente a través de la amígdala, estructura relacionada con nuestras reacciones emocionales.
Un estudio publicado ahora en Science ha explorado ahora los circuitos neuronales que se activan para formar los recuerdos asociados al miedo.
Como decíamos antes, estas sensaciones son una respuesta defensiva adaptativa de nuestra especie, y su funcionamiento es esencial para nuestra supervivencia.
Según este trabajo, el condicionamiento del miedo asociado a un contexto se realiza mediante dos pasos importantes.
Por un lado, debemos realizar una representación única de un contexto, siguiendo un análisis multisensorial.
Esto implica “captar los detalles” de los sucesos que nos produzcan terror, de forma que generamos los llamados estímulos condicionados (CS).
El segundo paso consiste en asociar estos estímulos al evento que haya sucedido, para así registrar posteriormente toda la información en nuestra memoria.
La primera parte de este registro, es decir, la generación de los estímulos CS, ocurre únicamente en el hipocampo.
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La asociación posterior de los estímulos con la información del suceso, y el almacenamiento de todos estos datos, sucede luego en la amígdala, relacionada con las respuestas emocionales
Una vez que se conocen las etapas fundamentales en el almacenamiento de recuerdos asociados al miedo, los investigadores de la Universidad de Columbia indagaron el papel de unas interneuronas específicas.
Si conseguían suprimir su actividad, lograban a la vez aumentar el trabajo de otras células nerviosas (las células piramidales de la región CA1), frenando a su vez el aprendizaje de los recuerdos asociados al miedo.
La cascada de circuitos neuronales relacionados con la formación de recuerdos asociados al miedo, a través de estímulos condicionados y no condicionados, es realmente compleja.
Este estudio en ratones ha visto que al inhibir un determinado grupo de neuronas, los roedores eran incapaces de desarrollar algunas reacciones asociadas al miedo.
Naturalmente, estas primeras pruebas no podrían ser extrapoladas de manera directa en los seres humanos, donde los circuitos neuronales aún son mucho más complejos.
Sin embargo, el estudio de los mecanismos moleculares asociados a este tipo de respuestas emocionales podría ayudar en neurociencia y psicología: ¿podríamos prevenir el miedo?
Como decíamos al principio, el miedo es una reacción producto de la evolución, que nos ha permitido adaptarnos a las condiciones del ambiente donde vivimos.
En otras palabras, sentir miedo es bueno, pues prepara a nuestro cerebro para que sea capaz de actuar más rápido o de una forma diferente la próxima vez que vivamos una situación similar.
Aunque ya existen investigaciones para “tratar el miedo”, como la conocida terapia del sueño, lo cierto es que resulta difícil imaginar que alguna vez la ciencia podrá borrar este tipo de recuerdos.
Otro tipo de aproximaciones podrían generar un intenso debate ético en la sociedad.
¿Sería lógico borrar recuerdos asociados al miedo, sin saber cómo podrá reaccionar dicha persona la próxima vez que viva ese suceso?
“Manipular” de esta manera el cerebro resulta en cierta manera peligroso, por muy futurista que pueda sonar esta aplicación.
Fuente: ALT1040