Aún no hemos encontrado vida en Venus, pero es posible que estemos cerca: encuentran cantidades de fosfina en su atmósfera difíciles de explicar.
Nature acaba de publicar que hemos encontrado cantidades significativas de fosfina en Venus.
Un equipo de investigadores de cuatro universidades anglo-americanas (la Universidad de Cardiff, la de Manchester, la de Cambridge y el Instituto Tecnológico de Massachusetts) utilizaron el telescopio James Clerk Maxwell en Hawaii y el complejo radioastronómico de ALMA en Chile para identificar el gas dentro de la atmósfera de nuestro planeta vecino.
La fosfina, también conocida como fosfano (PH3), es un gas incoloro e inflamable que que huele a ajo o a pescado en mal estado.
Nada de eso es lo que lo hace interesante: lo fundamental es que se produce, de forma natural, cuando se degrada la materia orgánica.
En la Tierra, de hecho, la biológica es la fuente principal.
Por eso, en algunos contextos se ha propuesto como una señal de que en ese planeta hay vida; sobre todo, en exoplanetas templados.
Sin embargo, esto no tiene por qué significar que haya vida en Venus, ni es algo especialmente singular en los planetas de nuestro entorno.
Ya en 2009 la Cassini encontró fosfina en Júpiter y Saturno o en la cola del cometa Chury.
La clave estaría en otro lugar: en su cantidad ¿Qué significa exactamente que haya fosfina en Venus?
Por lo que sabemos, con una temperatura media que supera los 450 grados y una presión atmosférica 90 veces superior a la de la Tierra, hoy por hoy es muy difícil que exista vida en la superficie de Venus.
No obstante, esto es producto de un descomunal efecto invernadero que asola el planeta; en su momento, Venus sí fue habitable en algún momento de su historia.
Por eso mismo, el mismo Carl Sagan llegó a conjeturar la posibilidad de que existan ciertos extremófilos que puedan habitar una determinada capa de su atmósfera (a unos 55 km del suelo y con unas temperaturas mucho más razonables, entre 20 y 30 grados).
Sin embargo, no hay ninguna prueba clara sobre esto.
En este sentido, encontrar fosfina en Venus podría ser la primera pista que nos lleve a darle la vuelta a la forma en la que nos relacionamos con el universo.
Pero no era suficiente con encontrar fosfina: era necesario que los datos que se han encontrado en el planeta no dieran mucho espacio a especulaciones de otro tipo.
Para poder hablar de “indicios contundentes” de que hay vida en Venus, necesitamos un rompecabezas que no se pueda solucionar de otra manera.
Y eso, a la luz del artículo de Nature, es lo que tenemos.
En él, los autores señalan que las cantidades que han encontrado son tan grandes que, pese a que han revisado “todos los procesos posibles que podrían producir fosfina en un planeta rocoso“, no han sido capaces de explicarlas sin incluir algún tipo de vida en la ecuación.
“Esto significa que se trataría de vida o de algún tipo de proceso físico o químico que no esperaríamos que ocurriera en planetas rocosos”, explicaba el astrobiólogo Janusz Petkowski, coautor del estudio.
“Si no se trata de vida, entonces nuestra comprensión de los planetas rocosos es muy deficiente”.
Petkowski junto a otro equipo de investigadores publicaba en Astrobiology un modelo sobre cómo esa vida podría articularse.
Sin embargo, aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo y, por supuesto, queda mucho por investigar.
Fuentes: Xataca, Hipertextual