China asegura haber desarrollado “con éxito” una vacuna contra el coronavirus. Además, dieron luz verde para comenzar las pruebas en humanos.
El Diario del Pueblo, el periódico del Partido Comunista de China, informó que la Academia Militar de Investigación Médica, afiliada a Ejército Popular de Liberación de China, desarrolló de manera exitosa una vacuna contra el coronavirus.
Según el citado medio, el Ministerio de Defensa ya dio luz verde para iniciar las pruebas en humanos, sin embargo, no especificaron en qué momento comenzarán las mismas.
La investigación fue liderada por Chen Wei, epidemióloga de la mencionada academia.
Wei, comandante general del Ejército Popular chino, ya luchó en el pasado contra el SARS, desarrollando un aerosol médico en 2003 que evitó que alrededor de 14 000 trabajadores médicos se contagiaran del virus, y también el ébola (de hecho, se le conoce popularmente como la ‘terminator del ébola’) porque consiguió la vacuna contra esta enfermedad mortal.
La nueva vacuna, que para Chen ha sido como una situación militar, se desarrolló con éxito después de más de un mes de investigación, incluido el estudio de las vacunas contra el ébola.
Pasó la revisión de registro de la investigación clínica y fue aprobada para ensayo clínico el lunes por la noche.
Y, de conformidad con las normas internacionales y las reglamentaciones nacionales, las vacunas se han preparado para una producción segura, efectiva, controlable y de calidad a gran escala.
Pese a desconocer la fecha de las pruebas, diversos organismos de salud en China se están preparando para empezar en abril los ensayos clínicos de varias vacunas que se encuentran en desarrollo.
China está desarrollando la vacuna contra el COVID-19 utilizando cinco rutas técnicas, incluida la vacuna inactivada, la vacuna atenuada contra el virus de la influenza y la vacuna basada en ácido nucleico, dijo Wang Junzhi, académico de la Academia de Ingeniería de China, en una conferencia de prensa en Beijing.
Una de ellas está basada en vectores virales de la gripe, la cual ya entró en una fase experimental en animales.
En sus ensayos participarán las universidades de Pekín, Tsinghua y Xiamen, además de otras instituciones dedicadas a la investigación.
Otra vacuna fue desarrollada en la plataforma mRNA, y está basada en las proteínas virales que se derivan de las proteínas estructurales de un virus.
Las buenas noticias no solo están relacionadas con las vacunas, pues el gobierno chino aprobó hasta tres nuevos productos que se utilizan en las pruebas diagnóstico para detectar casos positivos de COVID-19.
Zhang Quan, director de la Comisión de Ciencia y Tecnología de Shanghái, afirmó que los susodichos productos ya se han aplicado clínicamente en la ciudad.
El siguiente paso, evidentemente, será comprobar los resultados de las vacunas al aplicarse en humanos.
No obstante, para esto tendremos que esperar varias semanas.
A la hora de probar un fármaco, primero se llevan a cabo los conocidos como ensayos preclínicos, en los que se analizan sus efectos en cultivos celulares de laboratorio y en animales de experimentación.
Si todo esto se supera correctamente, se pasa a los ensayos clínicos en humanos, en los que se encuentran ahora tanto los chinos como los estadounidenses.
Estos constan de cuatro fases.
La primera va dirigida a comprobar si el medicamento en cuestión es seguro.
En ella se evalúan factores como los efectos secundarios, la tolerancia, la mejor forma de administración y la dosis más adecuada.
Suelen participar pocos voluntarios, normalmente entre 2 y 80, todos ellos sanos.
La segunda fase va dirigida a evaluar la eficacia del fármaco.
Para ello, se recluta a un número reducido, pero un poco más elevado (entre 100 y 300) de personas, que en este caso sí deben tener la enfermedad que se pretenden tratar.
En el caso de las vacunas, al no usarse para tratar a individuos enfermos, el objetivo es comprobar si los participantes generan inmunidad.
Pasaríamos así a la tercera fase, dirigida a corroborar lo que se analizó en las dos anteriores.
Se verifican su seguridad y su eficacia y, si los hay, se compara con otros fármacos similares.
Aquí participan muchas más personas, hasta 3.000, y, si todo va bien, se puede obtener ya el permiso de las autoridades reguladoras competentes para comenzar su producción y comercialización.
Pero no habría terminado todo, pues después vendría la cuarta fase, en la que se hace un seguimiento de los pacientes que la utilizan, consiguiendo un estudio de los efectos a largo plazo del medicamento.
Fuentes: Hipertextual, Muy Interesante
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