Científicos publican el primer mapa sobre el sistema semántico que usa el cerebro para clasificar la realidad y organizar el significado de las palabras.
El estudio puede ayudar a determinar el alcance de lesiones cerebrales.
Un equipo de investigadores de la Universidad de California (Berkeley) ha difundido el primer atlas que detalla la organización del sistema semántico en el cerebro.
El trabajo, publicado en la revista Nature, ha logrado un mapa que muestra dónde se representa el lenguaje narrativo en nuestra mente.
Sus resultados ayudan a entender un poco mejor los diferentes “cajones” o “compartimentos” en los que el cerebro clasifica la realidad.
“Lo semántico es el significado, el a qué se refiere una palabra o una oración”, explica a Hipertextual el Dr. Manuel Martín-Loeches, profesor titular de Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del Área de Neurociencia Cognitiva del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos.
El investigador señala que “es lo menos lingüístico del lenguaje, pero es lo más crucial”.
Por ejemplo, el concepto “balón” se refiere a un objeto esférico con el que uno puede jugar, con las manos o con los pies, en equipo o en solitario.
“Todo esto es la semántica de la palabra balón”, comenta el científico, que sostiene que el sistema semántico “es resultado de nuestra interacción con el mundo, incluso sin lenguaje”.
Un gran debate en neurociencia es, precisamente, cómo se organiza el sistema semántico.
La discusión gira sobre si las distintas categorías, como herramientas o animales, por ejemplo, se encuentran en compartimentos diferentes del cerebro o, por contra, si la mente organiza dicha información no por categorías, sino por aspectos de la interacción entre el individuo y el medio (lo que se denominan aspectos perceptivos y motores).
Como explica Martín-Loeches, “los colores, por ejemplo, son perceptivos y las categorías en el cerebro no existen como tales, sino que hacen uso de compartimentos más naturales, en función de que los significados impliquen de manera importante ese atributo perceptivo o motor”.
El investigador cita el caso de la palabra “tigre”, que hace uso de los colores “naranja” y “negro” de manera importante. Por el contrario, el término “libertad” no se asocia con ningún tipo de color.
El artículo publicado en Nature consigue determinar por primera vez el lugar del cerebro donde se encuentra el sistema semántico. Y la respuesta es sorprendente.
Según los resultados, dicho sistema se almacena en cien áreas diferentes de la corteza en ambos hemisferios cerebrales.
De acuerdo a Martín-Loeches, el trabajo “aclara muchas cosas respecto a los posibles y múltiples compartimentos en los que el cerebro clasifica la realidad, y de ahí, el lenguaje”.
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En particular, los científicos de la Universidad de California (Berkeley) han conseguido extraer doce dimensiones mediante imágenes obtenidas por resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés).
Las conclusiones han sido obtenidas tras “fotografiar” el cerebro de siete voluntarios mientras escuchaban dos horas del programa radiofónico The Moth Radio Hour.
Esta técnica, en opinión de Martín-Loeches, “es de lo mejor que tenemos hoy en día para estudiar el cerebro humano vivo en acción”.
A pesar de que presenta limitaciones y que en el futuro podremos ser más detallistas, el patrón general donde se guardan los significados de las palabras será parecido al mapa obtenido por estos científicos.
Otra de las posibles críticas al estudio viene por el reducido número de voluntarios analizados (sólo siete). Pero no se debe destacar únicamente este aspecto cuantitativo, sino otro detalle cualitativo importante.
Según el especialista en neurociencia cognitiva, “es muy posible que las distintas culturas, sociedades o idiomas conlleven organizaciones distintas del sistema semántico. Pero es un primer paso que abre la puerta a completar estos datos”, replicando sus resultados y utilizando muestras más amplias de sujetos con las que generalizar mucho mejor sus conclusiones.
“Es un trabajo de computación y cálculo impresionantes, muy meritorios”, afirma Martín-Loeches.
En él se aúnan modernas técnicas de categorización semántica de discursos, lo que los científicos denominan “historias”, con su relación voxel a voxel en el cerebro.
“La única pega es que en las historias utilizadas no se haya hablado de todo (es decir, que sólo hablen de algunas de la infinidad de cosas que se pueden contar en una historia”, comenta el investigador de la UCM-ISCIII.
En otras palabras, los participantes no han oído hablar “de todo”, por lo que puede haber más dimensiones si introducimos más textos. Incluso podría ocurrir que los “cajones” o “compartimentos” extraídos se puedan perfilar o describir de manera diferente.
Los resultados de la investigación nos pueden ayudar a entender, por ejemplo, por qué algunas personas fallan al entender determinadas dimensiones semánticas.
A juicio del profesor Martín Loeches, el trabajo también podría servir para “mejorar el rendimiento en la comprensión lingüística o conocer el alcance de determinadas lesiones cerebrales”.
El estudio deja abiertos además varios interrogantes, como analizar el cerebro de más personas para ver cómo influyen aspectos como culturas, edades o profesiones diferentes, por ejemplo.
El objetivo no es otro que entender cómo se construye y clasifica la realidad en nuestra mente y si factores como el tiempo, las experiencias o patologías como el alzheimer pueden cambiar dicho “almacenamiento”.
“El lenguaje es complejo y conlleva varios niveles y elementos interrelacionados”, resume el científico, pero este primer atlas nos ayuda a vislumbrar los patrones de organización semántica que emplea nuestra mente.
Fuente: Hipertextual
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