Convierten células grasas blancas que almacenan calorías, en grasas marrones que queman calorías

Convierten células grasas blancas que almacenan calorías, en grasas marrones que queman calorías

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Un nuevo estudio demuestra que la supresión de una sola proteína convierte los adipocitos blancos, que almacenan grasa con afán, en auténticos quemadores de calorías, lo que podrían tener una gran repercusión en el tratamiento de la obesidad.

Investigadores de la Universidad de California en San Francisco, en Estados Unidos, han descubierto cómo convertir las células grasas blancas ordinarias, que almacenan calorías, en células grasas marrones que queman calorías para mantener la temperatura corporal.

El descubrimiento podría abrir la puerta al desarrollo de una nueva clase de medicamentos para bajar de peso y podría explicar por qué los ensayos clínicos de terapias relacionadas con esta estrategia no han tenido éxito.

Antes de nada hay que decir que el tejido adiposo o tejido graso es el tejido de origen mesenquimal, esto es, un tipo de tejido conjuntivo, conformado por la asociación de células que acumulan lípidos en su citoplasma: los adipocitos.

Existen dos tipos de tejido adiposo y, por tanto de adipocitos.

El tejido adiposo blanco es el más común, y se encuentra en todo el cuerpo.

Su función principal es almacenar energía en forma de grasa, actuar como aislante térmico y funcionar como amortiguador para proteger los órganos.

Este tejido tiene células grandes, adipocitos blancos, que pueden almacenar una gran cantidad de grasa.

Por su parte, el tejido adiposo marrón es menos común, y se encuentra principalmente en recién nacidos, aunque también en pequeñas cantidades en adultos.

Su función principal es generar calor corporal, especialmente en condiciones de frío.

Esto es posible gracias a su alta cantidad de mitocondrias, las centrales energéticas de la célula, que pueden quemar calorías y producir calor en lugar de almacenar energía.

Las células de este tejido son más pequeñas, adipocitos marrones o pardos, y contienen múltiples gotas de grasa.

Ahora bien, muchos mamíferos tienen un tercer color de célula grasienta: el adipocito beige, que combinan estas dos características.

Queman energía y, a diferencia de las células de grasa marrón, que crecen en grupos, las células de grasa beige están incrustadas en los depósitos de grasa blanca.

Hasta ahora, los investigadores creían que para crear grasa beige era necesario partir de células madre.

El nuevo estudio demuestra que las células adiposas blancas pueden convertirse en células adiposas marrones simplemente limitando la producción de una proteína.

Mucha gente pensaba que esto no era factible, dice Brian Feldman, profesor de Endocrinología Pediátrica y autor principal del estudio.

Y añade:

Demostramos no solo que este enfoque funciona para convertir estas células grasas blancas en marrones, sino también que el listón para hacerlo no es tan alto como habíamos pensado”.

Los seres humanos y muchos otros mamíferos nacen con depósitos de grasa marrón que les ayudan a mantener la temperatura corporal después del nacimiento.

Pero, mientras que la grasa marrón de un bebé humano desaparece en el primer año de vida, la grasa beige persiste.

Los seres humanos pueden convertir naturalmente las células grasas blancas en beige en respuesta a la dieta o a un ambiente frío.

Los científicos trataron de imitar esto persuadiendo a las células madre para que se convirtieran en células grasas beige maduras.

Pero las células madre son raras, y Feldman quería encontrar un interruptor que pudiera accionar para convertir los adipocitos blancos directamente en beige.

“Para la mayoría de nosotros, los adipocitos blancos no son raros, y estamos felices de desprendernos de algunos de ellos“, dice Feldman.

Este sabía por sus experimentos anteriores que una proteína llamada KLF-15 desempeña un papel en el metabolismo y la función de las células adiposas.

Con el doctor Liang Li, becario postdoctoral, Feldman decidió investigar cómo funcionaba la proteína en ratones, que conservan la grasa parda durante toda su vida.

Descubrieron que la proteína KLF-15 era mucho menos abundante en las células adiposas blancas que en las marrones o beige.

Cuando criaron ratones con adipocitos blancos que carecían de la proteína KLF-15, los roedores convirtieron las células blancas en beige.

Las células adiposas no solo podían cambiar de una forma a otra, sino que, sin la proteína, la configuración por defecto parecía ser la beige.

A continuación, los investigadores estudiaron cómo ejercía KLF-15 esta influencia.

Cultivaron células adiposas humanas, y descubrieron que la proteína controla la abundancia de un receptor llamado Adrb1, que ayuda a mantener el equilibrio energético.

Los científicos sabían que la estimulación de un receptor relacionado, el Adrb3, hacía perder peso a los ratones.

Pero los ensayos en humanos de fármacos que actúan sobre este receptor han tenido resultados decepcionantes.

Según Feldman, es más probable que un fármaco distinto dirigido al receptor Adrb1 funcione en humanos, y podría tener ventajas significativas sobre los nuevos fármacos inyectables para adelgazar destinados a suprimir el apetito y el azúcar en sangre.

El método de Feldman podría evitar efectos secundarios como las náuseas, porque su actividad se limitaría a los depósitos de grasa, en lugar de afectar al cerebro.

Y los efectos serían duraderos, porque las células adiposas son relativamente longevas.

Desde luego, no hemos llegado a la meta, pero estamos lo bastante cerca como para que se vea claramente que estos descubrimientos podrían tener una gran repercusión en el tratamiento de la obesidad“, afirma Feldman.

Fuente: JCI

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