Convierten chicle en sensor con nanotubos de carbono

Los científicos han convertido chicles en sensores cargados con nanotubos de carbono.

Han desarrollado una manera de incorporar los nanotubos de carbono en la goma de mascar para que la masa pegajosa se pueda utilizar como un sensor médico estirable y flexible.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Manitoba en Winnipeg mascó chicle Doublemint durante 30 minutos, lo empapó en etanol para asegurarse de que estaba limpio, y luego lo cargó con nanotubos de carbono.

La mezcla resultante era todavía flexible y, gracias al hecho de que los nanotubos de carbono pueden conducir electricidad, capaz de ser utilizado como un sensor.

El equipo muestra que la goma modificada funciona como un pequeño medidor de tensión inteligente.

The testosterone levels decide the desire for lovemaking in generic viagra without prescription men. These health conditions can last either for a short or for a long time (for several months or several years). right here cialis australia Excessive drinking or smoking can easily have destructive effects on your body with Unani treatment against erectile viagra online uk dysfunction. Longer In most men, between 33-50% of the penis is actually hidden inside the body order levitra online itself. Eso quiere decir que si usted pega dos electrodos en sus extremos y luego la deforma, la tensión cambiante entre los dos puntos, resultado de la variación en la resistencia eléctrica del sensor, le dirá cuánto se estira.

El sensor de lectura a es lineal cuando los trozos de goma se estiran un 200 por ciento, y proporciona resultados útiles hasta que se deforma un 530 por ciento.

El voltaje cambia rápidamente con la deformación, por lo que una tira de la goma de mascar puede ser aplicada a través del tórax humano para sensar cuidadosamente la respiración.

El hecho de que la goma es totalmente flexible podría hacer que sea una alternativa atractiva a la mayoría de los sensores médicos existentes, que por lo general están hechos de metal o de plástico, porque la goma se puede mover más fácilmente con el cuerpo de un paciente.

El sensor podría costar tan poco como US$3 para su fabricación.

Fuente: Gizmodo