Robotistas han construido una embarcación totalmente autónoma capaz de realizar estudios batimétricos, es decir, estudios de la profundidad de masas de agua como océanos, ríos y lagos, así como del relieve del terreno en el fondo.
Estos robotistas esperan que la lancha robótica ayude a simplificar el proceso de medición batimétrica, que suele requerir una tripulación de personas, así como a realizar misiones de reconocimiento.
La lancha ha sido desarrollada por Laura Alvarez, Fernando Sotelo-Torres y Robert C. Roberts, los tres de la Universidad de Texas en El Paso, Estados Unidos.
La lancha es un vehículo circular con un diámetro de un metro.
La última versión tiene más horas de autonomía, es plenamente autónoma y es capaz de reaccionar ante cambios ambientales potencialmente problemáticos en la velocidad del viento y en la temperatura.
Un sistema de seguridad detecta cuándo las baterías tienen poca energía o las ráfagas de viento son demasiado fuertes, y activa una función de retorno a la base.
La lancha, sin timón, funciona con cuatro propulsores que le permiten desplazarse a una velocidad de hasta 1,5 metros por segundo y maniobrar, pudiendo girar fácilmente hasta 360 grados.
Un panel solar y una batería de litio permiten que la lancha pueda operar en el mar hasta cuatro horas.
Mientras la lancha navega, una ecosonda multihaz (un sistema de sonar) emite ondas sonoras desde el fondo de la embarcación.
La profundidad del agua en cada punto puede calcularse por el tiempo que tarda la onda sonora en golpear el fondo marino y volver al sistema de sonar.
El propio sonido que regresa al aparato puede ayudar a detectar el tipo de material del fondo marino.
Fuente: Sensors