Crean robot hecho de músculo y acero

Crean robot hecho de músculo y acero

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Los robots “biohíbridos”, que alguna vez se limitaron principalmente al movimiento en línea recta, finalmente están dominando movimientos más complejos.

Algunos de los robots más avanzados de la actualidad pueden saltar obstáculos, arrastrarse por espacios reducidos y nadar con gracia, siempre y cuando viajen en línea recta.

Sin embargo, girar a menudo plantea un desafío para las llamadas máquinas biohíbridas, que combinan tejido vivo con materiales robóticos.

Ahora, científicos de Japón informan que han creado un robot biohíbrido bípedo que puede girar aunque lentamente.

Si se puede hacer que la técnica funcione en otros biohíbridos, podría ayudar a estas máquinas a maniobrar con mayor habilidad para operaciones de búsqueda y rescate o para explorar entornos inhóspitos de aguas profundas.

Suspendidas en agua, las patas del nuevo robot están hechas de elementos impresos en 3D, caucho flexible y tejido de músculo esquelético cultivado mediante el cultivo de células de rata en un laboratorio.

Como se ve en el vídeo, los investigadores aplican electricidad al agua, lo que hace que el tejido muscular se contraiga y el robot dé un paso adelante.

Al activar contracciones alternas cada 5 segundos, el robot podía caminar a un ritmo pausado de 5,4 milímetros por minuto.

Aunque su velocidad es modesta, su manejo es más impresionante.

Utilizando una pierna como ancla mientras la otra continúa pisando, la máquina también puede girar y realizar un giro de 90° en poco más de 1 minuto.

Esto puede parecer lento, pero es un gran problema para los robots biohíbridos, señalan los investigadores.

En su versión actual, la máquina tiene varias limitaciones.

Es necesario sumergirlo en agua, para que no se sequen sus tejidos musculares, y electrificar cada pierna por separado.

Aún así, el trabajo allana el camino para la creación de robots silenciosos, que se muevan suavemente y que sean energéticamente eficientes, señalan los investigadores.

Fuente: New Scientist

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