Investigadores de la Universidad de Arizona en Estados Unidos están desarrollando un método para determinar en una muestra la presencia o la ausencia del coronavirus SARS-CoV-2, culpable de la enfermedad pandémica COVID-19.
El método utiliza un smartphone y un microscopio diseñado para smartphones para analizar muestras de saliva y ofrece resultados en unos 10 minutos.
El equipo de Jeong-Yeol Yoon pretende combinar la velocidad de las pruebas de antígeno de hisopo nasal existentes con la gran precisión de las pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que también se valen de hisopo nasal.
Los investigadores están adaptando un método barato que crearon originalmente para detectar otra clase de virus (norovirus) mediante un microscopio para smartphone.
“Tengo un par de amigos que tenían COVID-19 y que estaban muy frustrados porque los resultados de la PCR tardaban seis o siete días o recibían falsos negativos de las pruebas rápidas de antígenos.
Pero cuando obtuvieron los resultados finales de las pruebas de PCR, descubrieron que habían estado enfermos, tal como habían sospechado“, explica como ejemplo Katie Sosnowski, del equipo de investigación.
“Es realmente genial trabajar en una plataforma de detección que puede obtener resultados rápidos que también son precisos“.
Los métodos tradicionales de detección de norovirus u otros patógenos suelen ser caros, requieren mucho equipamiento de laboratorio o exigen conocimientos científicos en las personas que los utilizan.
La prueba de norovirus basada en un smartphone y desarrollada en la Universidad de Arizona solo requiere un teléfono inteligente, un microscopio de bajo costo para smartphone y un trozo de papel microfluídico (un papel recubierto de cera que guía la muestra líquida para que fluya a través de canales específicos).
El equipamiento completo no solo ocupa menos espacio que el necesario para otras pruebas sino que además es más barato, ya que los componentes cuestan solo unos 45 dólares.
La base de la tecnología es relativamente sencilla.
Los usuarios introducen anticuerpos con bolitas fluorescentes en una muestra líquida (por ejemplo, saliva en el caso de la prueba de COVID-19) potencialmente contaminada.
Si hay suficientes partículas del patógeno en la muestra, varios anticuerpos se adhieren a cada partícula del patógeno.
Bajo el microscopio, las partículas patógenas aparecen como pequeños grupos de bolitas fluorescentes, que el usuario puede contar.
El proceso (añadir bolitas a la muestra, sumergir un trozo de papel en la muestra, fotografiarlo con un smartphone al microscopio y contar las perlas) dura entre 10 y 15 minutos.
Es tan sencillo que Yoon afirma que alguien sin ninguna formación científica podría aprender a hacerlo viendo un breve vídeo.
La nueva versión de la tecnología, que sus creadores han descrito detalladamente en la revista académica Nature Protocols, no solo la adapta para COVID-19, sino que además introduce algunas mejoras, como una carcasa impresa en 3D para el microscopio y para el papel microfluídico.
Fuente: Noticias de la Ciencia