Investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Biológicamente Inspirada de Harvard han creado una nueva herramienta de edición de genes que puede permitir a los científicos realizar millones de experimentos genéticos simultáneamente.
Lo llaman la técnica Retron Library Recombineering (RLR) y utiliza segmentos de ADN bacteriano llamados retrones que pueden producir fragmentos de ADN monocatenario.
Cuando se trata de edición de genes, CRISPR-Cas9 es probablemente la técnica más conocida en estos días.
Ha estado brindando a los investigadores la herramienta que necesitan para poder alterar fácilmente las secuencias de ADN.
Es más precisa que las técnicas utilizadas anteriormente y tiene una amplia variedad de aplicaciones potenciales, incluidos tratamientos que salvan vidas para diversas enfermedades.
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Podría ser difícil entregar materiales CRISPR-Cas9 en grandes cantidades, lo que sigue siendo un problema para estudios y experimentos, por ejemplo.
Además, la forma en que funciona la técnica puede ser tóxica para las células, porque la enzima Cas9, las “tijeras” moleculares que se encargan de cortar las hebras de ADN, a menudo también cortan los sitios que no son el objetivo.
CRISPR-Cas9 corta físicamente el ADN para incorporar la secuencia mutante en su genoma durante el proceso de reparación.
Mientras tanto, los retrones pueden introducir la hebra de ADN mutante en una célula en replicación, de modo que la hebra pueda incorporarse al ADN de las células hijas.
Además, las secuencias de retrones pueden servir como “códigos de barras” o “etiquetas de nombre“, lo que permite a los científicos rastrear individuos en un grupo de bacterias.
Eso significa que pueden usarse para la edición del genoma sin dañar el ADN nativo, y pueden usarse para realizar múltiples experimentos en una gran mezcla.
Los científicos del Instituto Wyss probaron el RLR en la bacteria E. coli y encontraron que el 90 por ciento de la población incorporó la secuencia de retroceso después de hacer algunos ajustes.
También pudieron demostrar cuán útil puede ser en experimentos genéticos masivos.
Durante sus pruebas, pudieron encontrar mutaciones de resistencia a los antibióticos en E. coli al secuenciar los códigos de barras de los retrones en lugar de secuenciar mutantes individuales, lo que agiliza mucho el proceso.
El coautor del estudio, Max Schubert, explicó:
“RLR nos permitió hacer algo que es imposible de hacer con CRISPR: cortamos aleatoriamente un genoma bacteriano, convertimos esos fragmentos genéticos en ADN monocatenario in situ y los usamos para analizar millones de secuencias simultáneamente.
RLR es más simple, herramienta de edición de genes flexible que se puede utilizar para experimentos altamente multiplexados, que elimina la toxicidad que a menudo se observa con CRISPR y mejora la capacidad de los investigadores para explorar mutaciones a nivel del genoma …
Durante mucho tiempo, CRISPR se consideró algo extraño que hacían las bacterias, y descubrir cómo aprovecharlo para la ingeniería del genoma cambió el mundo.
Los retrones son otra innovación bacteriana que también podría proporcionar algunos avances importantes“.
Aún queda trabajo por hacer antes de que RLR se pueda utilizar ampliamente, incluida la mejora y estandarización de su velocidad de edición.
Sin embargo, el equipo cree que puede “conducir a innovaciones nuevas, emocionantes e inesperadas“.
Fuente: Engadget