“El primero” de los secretos de la metástasis del cáncer al descubierto: no se produce por las mutaciones.
La metástasis es una de las palabras más temidas cuando hablamos de cáncer.
En resumidas cuentas, indica que el tumor se ha extendido por diversas partes del cuerpo, siendo muy difícil de controlar.
Entender cómo ocurre el proceso metastásico es una cuestión vital para poder hallar nuevas formas de combatir las peores fases del cáncer.
Por suerte, un equipo conjunto estadounidense y español, con el experto Joan Massagué Solé como director, parece haber dado los primeros pasos para desvelar sus secretos.
El equipo de Massagué, con Karuna Ganesh, la principal investigadora, a la cabeza, publicaba recientemente un artículo en la prestigiosa Nature.
En él, el grupo describe la relación que tiene una molécula conocida como L1CAM en el proceso metastático.
La metástasis, para hacer un repaso, es el proceso por el cual las células cancerosas se trasladan desde el tejido tumoral inicial y se adhieren a otros tejidos.
La metástasis es un proceso que puede resultar enormemente grave, aunque depende del caso particular, ya que “infecta” otras partes del cuerpo de manera descontrolada.
Un tumor localizado, sin metástasis, tiene un pronóstico sensiblemente mejor ya que se puede operar en la mayoría de los casos.
Uno de los principales problemas de la metástasis es que desconocemos muchos aspectos de su aparición.
Este estudio, sin embargo, desvela que la metástasis no se inicia por mutaciones genéticas que habilitan a las células del tumor primario para migrar a otros órganos, como se había asumido hasta ahora.
Este, de hecho, es el proceso por el cual muchas células se vuelven cancerígenas.
Por tanto, saber que no es la misma razón para la metástasis ha sido toda una sorpresa.
En vez de eso, el equipo de Massagué ha comprobado que se producen por una reprogramación celular que reactiva el juego de genes propio de una célula en estado semipotente, como una célula madre.
Estos genes se “apagan” una vez que se diferencian las células para evitar el crecimiento descontrolado.
Según los investigadores, estos genes no mutan en las células tumorales, sino que son reactivados, devolviéndole a las células su capacidad regenerativa.
Según el último estudio presentado por el equipo, las células que inician las metástasis utilizan de manera maliciosa un mecanismo que permite regenerar los tejidos cuando sufren una rotura.
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Esta favorece la adhesión entre células y permite sellar las heridas.
La misma es utilizada por algunas de las células que escapan de un tumor para adherirse a otros tejidos e iniciar las metástasis.
Sin esta molécula, las células tumorales no pueden pegarse a otras células, por lo que se convierte en una diana terapéutica de máxima prioridad.
Para llegar hasta esta proteína, el laboratorio de Massagué ha tenido que trabajar durante años detectando L1CAM en metástasis procedentes de distintos tipos de tumores.
En sus últimos descubrimiento, el papel de esta molécula aumenta su importancia: el equipo ha descubierto que además de la adhesión, L1CAM comienza la metástasis.
En definitiva, esta molécula se convierte, como decíamos, en una prioridad.
Según Massagué, “cambia el campo de juego de la investigación sobre metástasis”.
La primera de las implicaciones es que permite trabajar en nuevos fármacos contra este problema.
La segunda, menos directa pero tal vez más importante, es que este conocimiento ayuda a ampliar algunos aspectos imprevistos sobre el cáncer.
Por ejemplo, el estudio ha comprobado que las células madre que causan los tumores primarios son distintas de las que causan metástasis.
Eso quiere decir que los modelos basados en el crecimiento de tumores primarios no son adecuados para comprender las metástasis ni para ensayar fármacos contra ellas.
Esto permitirá ahorrar millones y desarrollar medicamentos más eficientes y certeros, acotando los campos de estudio.
También, como decíamos, abre una nueva línea para el desarrollo de soluciones contra la metástasis.
Por el momento, el laboratorio está probando con anticuerpos dirigidos contra L1CAM, aunque todavía es pronto para saber si funcionará.
En cualquier caso, todo lo relacionado con este hallazgo parece prometedor, aunque todavía sea primerizo.
Probablemente, esta sea la primera piedra de toda una serie de tratamientos y conocimientos que nos permitan, en primer lugar, mitigar los estragos de la metástasis y, en segundo, quién sabe si no curar muchos de sus tipos.
Fuentes: Xataca, Muy Interesante