Unos interesantes experimentos de conducta animal revelan similitudes asombrosas de unas ratas con los humanos en cuanto a un tipo de altruismo, y han permitido localizar las regiones cerebrales implicadas.
Un equipo que incluye a Inbal Ben-Ami Bartal, de la Universidad de Tel Aviv en Israel, y Daniela Kaufer, de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, puso a unas ratas en una situación en la que su compañera de jaula quedaba atrapada en una trampa y también las expuso a otra situación en la que era una rata desconocida la que quedaba atrapada en la trampa.
En los experimentos, la mayoría de las ratas se esforzaron en buscar el modo de liberar a su compañera de jaula hasta conseguirlo, pero pocas rescataron a la desconocida.
El equipo examinó entonces la actividad cerebral asociada a estos comportamientos para entender por qué las ratas se inclinaban por ayudar a sus compañeras de jaula pero no a las desconocidas.
Descubrieron que algunas regiones del cerebro se activaban en respuesta a la angustia exhibida por una compañera de jaula o por una rata desconocida, lo que significa que las ratas perciben la angustia de otro animal similar, lo conozcan o no.
Sin embargo, otras regiones cerebrales, en este caso asociadas a la búsqueda de recompensas y a las experiencias sociales positivas, solo se activaban cuando era una compañera de jaula quien estaba en peligro.
“Esta actividad cerebral en las ratas que ayudaban a sus compañeras de grupo sugiere una respuesta mucho más empática a su angustia“, afirma Bartal.
Estudios anteriores en humanos también han sugerido que la empatía hacia los compañeros de grupo impulsa el deseo de ayudarlos, pero no a los desconocidos.
Los hallazgos hechos en el nuevo estudio sugieren que la diferencia descrita entre el patrón de activación cerebral ante la desgracia de una compañera y el patrón ante la desgracia de una desconocida es lo que impulsa la diferencia entre una y otra conducta de las ratas ante las víctimas de la trampa.
Es probable que el mismo mecanismo funcione en otros mamíferos.
Fuente: eLife