La mayor parte del tiempo no somos siquiera conscientes de que el aire que nos rodea es una enorme masa gaseosa con multitud de elementos y compuestos.
Entre ellos, el oxígeno que respiramos y que nos mantiene con vida, o el dióxido de carbono que exhalamos, además de otros muchos.
Lo cierto es que esa masa de gas es un hervidero de compuestos químicos que en ocasiones reaccionan entre sí, cambiando de forma como si estuvieran en un laboratorio.
Un equipo de científicos europeos y estadounidenses ha descubierto una categoría entera de estos compuestos: los hidrotrióxidos, moléculas con tres átomos de oxígeno unidos entre sí, extremadamente reactivas, capaces de interactuar con otros químicos que se encuentren a su paso.
Probablemente hayan estado siempre en nuestro entorno, pero los investigadores advierten de que pueden afectar a nuestra salud y al clima.
¿Qué son exactamente los hidrotrióxidos?
Los hidrotrióxidos (ROOOH) son moléculas con tres átomos de oxígeno enlazados de manera consecutiva (OOO) y un átomo de hidrógeno que los acompaña (H), enlazados a una parte orgánica (R).
Gracias al nuevo estudio, sabemos ahora que pueden formarse en la atmósfera como fruto del encuentro entre varios radicales, moléculas inestables con tendencia a reaccionar entre sí formando distintos compuestos.
Concretamente serían fruto de la unión entre un peróxido (molécula con dos átomos de oxígeno unidos, ROO) y un radical OH con un átomo de oxígeno y otro de hidrógeno.
El potencial riesgo de estas moléculas vendría dado, explica el equipo encargado del estudio, por su interacción con aerosoles, pequeñas partículas de líquido suspendidas en el aire.
Una vez se unen a estas microgotas los hidrotrióxidos interactuarían con las moléculas de su interior, reaccionando y formando nuevas estructuras.
Estas nuevas estructuras serían los que podrían afectar a nuestra salud, según explica Henrik Grum Kjaergaard, investigador de la Universidad de Copenhague y coautor del estudio.
Señala, eso sí, que nuevas investigaciones al respecto serán necesarias.
Alterar los aerosoles también puede conllevar efectos climáticos, y es que los aerosoles tienen un papel propio a la hora de filtrar la energía que llega del Sol.
Esto, explica Eva R. Kjaergaard, investigadora de la Universidad Aarhus de Copenhague y coautora del estudio, afecta el balance de calor de la Tierra.
Para determinar cómo afectan estas partículas a nuestra salud y al clima será necesario analizarlas mejor y estudiar sus reacciones con otras moléculas del entorno, especialmente con los aerosoles, como señalan los autores del estudio.
Los autores señalan que estos compuestos llevan años en nuestra atmósfera, por lo que el estudio no implica que se espere un aumento de la incidencia de estas moléculas sobre salud o clima.
Sin embargo conviene estudiarlos atentamente para conocer si su existencia conlleva riesgos y, de ser así, descubrir la manera de atajarlos.
La existencia de estas moléculas y su presencia en la atmósfera había sido ya teorizada por los científicos, teoría que ha sido reafirmada ahora por este equipo de expertos.
Se sabía ya de la existencia de compuestos similares, los hidroperóxidos (ROOH), pero hasta ahora esta variante ha sido observada por primera vez en un laboratorio que simula las condiciones atmosféricas terrestres.
Una clave del estudio es que estima que estos compuestos pueden aguantar en la atmósfera durante minutos u horas, lo cual les da tiempo suficiente como para interactuar con otras moléculas oxidándolas.
Otro factor relevante es que se pueden formar a través de peróxidos más pesados de los que se creía.
Fuente: University of Copenhagen