Algunas de las tintas empleadas para hacer tatuajes podrían ser la inesperada clave para mejorar algunas técnicas de detección del cáncer, gracias a una nueva investigación realizada en la Universidad del Sur de California en Estados Unidos.
El equipo de Cristina Zavaleta ha desarrollado nuevos agentes de contraste para captación de imágenes utilizando productos comunes como tintas para tatuajes y colorantes alimentarios.
Cuando estas sustancias se unen a unas nanopartículas diseñadas para ciertas técnicas de diagnóstico pueden iluminar las células cancerosas, permitiendo a los médicos diferenciar mejor entre las células cancerosas y las células normales adyacentes.
La detección temprana es crucial para que los pacientes obtengan los mejores resultados posibles de las terapias contra el cáncer, una enfermedad que afectará a más del 38% de los estadounidenses en algún momento de su vida.
Porcentajes parecidos se estiman para los ciudadanos de otros países.
Sin embargo, la detección es difícil sin buenos agentes de contraste para captación de imágenes.
Estos agentes son materiales que cuando se inyectan en los pacientes, permiten que las imágenes obtenidas mediante sistemas como la resonancia magnética y la tomografía computarizada posean mejor sensibilidad y especificidad, permitiendo a los médicos diagnosticar con gran precisión, y a los cirujanos identificar los márgenes exactos de los tumores.
Por ejemplo, si el problema es el cáncer de colon, se puede detectar a través de la endoscopia, tal como explica Zavaleta.
“Pero esencialmente un endoscopio es solo una linterna en el extremo de un palo, por lo que solo dará información sobre la estructura del colon, como la presencia de un pólipo que permitirá saber que hay que hacer una biopsia”.
En cambio, si se puede dotar a los médicos de herramientas de imagen capaces de desvelar con fiabilidad si ese pólipo en particular es canceroso o simplemente benigno, se adelantará trabajo y se podrá iniciar antes el tratamiento del paciente.
Esto podría lograrse gracias a los nuevos agentes de contraste óptico identificados por Zavaleta y sus colegas de entre los tintes para tatuajes y los colorantes alimentarios.
Los nuevos agentes de contraste se pueden acoplar a las nanopartículas diseñadas para ciertas técnicas de diagnóstico, a fin de mejorar la detección y localización del cáncer.
La inspiración que llevó a Zavaleta a plantearse el uso de tintas de tatuaje como agentes de contraste surgió en un escenario artístico en vez de científico.
Intrigada por las tintas usadas por artistas con los que trató al acudir a una clase de arte (una de sus aficiones), entró en contacto con Adam Sky, un tatuador de la ciudad de San Francisco que trabaja con tintas llamativamente brillantes.
Al examinar a fondo esas tintas, descubrió en ellas “firmas” espectrales sobradamente vistosas para resultar fáciles de percibir al marcar con ellas las nanopartículas usadas a modo de etiquetas para localizar células cancerosas.
Fuente: Noticias de la Ciencia
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