El Mal de Alzheimer es una enfermedad incurable, degenerativa y terminal que, generalmente, se diagnostica a personas de más de 65 años.
En su etapa temprana, el síntoma característico es la pérdida de memoria.
A medida que la enfermedad avanza, aparecen la confusión, la irritabilidad, cambios de humor y pérdida de sensibilidad.
Finalmente, las funciones vitales decaen provocando, en última instancia, la muerte del paciente.
Según la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad de Alzheimer es la forma de demencia más común, diagnosticada en más de sesenta de cada cien casos de enfermos con demencia.
Un equipo investigador del grupo Nutrición y Salud Metabólica de la Universidad Rovira i Virgili (URV) en Reus, Tarragona, con la participación de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), en España, y otras instituciones, ha identificado un grupo de moléculas con potencial para mejorar el proceso de diagnosis del Mal de Alzheimer.
El equipo investigador analizó muestras de sangre de 192 personas con deterioro cognitivo leve, es decir, individuos con problemas cognitivos y de memoria con riesgo de desarrollar Mal de Alzheimer, usuarios del centro ACE Alzheimer Center Barcelona.
Los resultados han identificado 15 moléculas de ARN pequeño no codificante, presentes en el 85% de los participantes con más riesgo de desarrollar la enfermedad y permitirían diagnosticar los pacientes más vulnerables con años de antelación.
Estas moléculas son cadenas de nucleótidos cortas que, a pesar de que contienen información genética, no tienen la capacidad de codificar una proteína.
En vez de esto, activan o desactivan el funcionamiento otras moléculas de ARN que sí tienen la capacidad de hacerlo.
Las moléculas de ARN pequeño no codificante, junto con los métodos tradicionales, tienen potencial para mejorar la predicción del Mal de Alzheimer y su diagnóstico precoz, tal como explica Laia Gutérrez-Tordera, investigadora predoctoral de la URV y autora principal de la investigación.
Actualmente, la enfermedad de Alzheimer se diagnostica mediante síntomas clínicos, que se pueden complementar con pruebas de imagen neurológicas, como la resonancia magnética, y análisis del líquido cefalorraquídeo a través de una punción lumbar, un procedimiento invasivo e incómodo.
Implementar el análisis de ARN a las técnicas de diagnosis mejoraría la experiencia del paciente reduciendo el uso de procedimientos invasivos.
Comprender mejor la función de estas moléculas en los estadios previos a la enfermedad puede ayudar, además, a diseñar nuevas estrategias preventivas y terapéuticas que retarden la progresión de la enfermedad y mejoren la calidad de vida de los pacientes.
Fuente: Cell & Bioscience