Uno de los mayores inconvenientes en la lucha contra el virus de la gripe es que sus cepas cambian cada año, lo que obliga a formular nuevas vacunas todos los inviernos.
Científicos de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), la Universidad de Aston (Reino Unido) y la Universidad Complutense de Madrid han formulado dos vacunas, una específica para la población de los Estados Unidos y otra global, que evitarían este problema.
Según el estudio, la cobertura de la protección de la vacuna sería del 95% en la población estadounidense y de entre el 88% y el 97% en el resto del mundo.
En estos momentos, los científicos están contactando con diferentes compañías farmacéuticas para que desarrollen las inoculaciones.
Las formulaciones están basadas epítopos T, pequeños fragmentos del virus reconocidos por los linfocitos T, que están validados experimentalmente.
Ambas vacunas tienen el mismo componente de epítopos T CD4, pero varían en los T CD8.
Los linfocitos T son esenciales en la contención y eliminación de las infecciones virales.
“Una vacuna T persigue la inducción de una memoria protectora en los linfocitos T”, destaca Pedro Reche, investigador del departamento de Microbiología I de la UCM y coautor del trabajo, publicado en Bioinformatics.
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Todos los epitópos T seleccionados están verificados experimentalmente y son capaces de inducir una respuesta inmunitaria.
Las coberturas de ambas vacunas se han calculado utilizando frecuencias genéticas de moléculas HLA (implicadas en el reconocimiento inmunológico).
“La cobertura se corresponde con el porcentaje de la población que expresa alguna de las moléculas HLA que presentan los epítopos T incluidos en la vacuna.
El cálculo es simple, lo complicado es obtener las frecuencias genéticas cuando se combinan distintas poblaciones”, mantiene Reche.
En cualquier caso, hasta que puedan ser inoculadas a la población, faltan varios años.
“En invierno de 2017 dudo que podamos vacunarnos con esta formulación en concreto, aunque me consta que hay esfuerzos similares con formulaciones menos genéricas”, apunta el científico, quien también anticipa la necesidad de incorporar epítopos B que induzcan anticuerpos específicos.
Fuente: Noticias de la Ciencia