El básquet adaptado para ciegos tiene algunas diferencias con la variante tradicional.
Los equipos están formados por tres miembros, el aro está 45 centímetros más bajo (a 2,6 metros), los jugadores deben pedir que el árbitro los “habilite” para tirar al aro y los puntos no se cuentan como dobles o triples, sino en goles de un solo punto.
Los entrenamientos, hasta ahora, funcionaban de la siguiente manera: una persona con visión se colocaba debajo del tablero y lo golpeaba sistemáticamente con un palo para que los deportistas supieran dónde estaba y pudieran direccionar sus lanzamientos.
Cuando el balón pasaba cerca, los golpes se volvían más intensos e intermitentes.
“Con esa solución casera que usaban en el colegio Manuel Belgrano, donde comenzamos a pensar esta idea, el entrenador permanecía golpeando el aro con un palo.
Además les indicaba a los jugadores su posición en la cancha, buscaba la pelota si dejaba de picar y señalaba cómo fue el lanzamiento.
Dependían completamente de él y el juego se veía obstaculizado”, describe Pablo Balderrama, uno de los ingenieros biomédicos egresados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) (Argentina) que impulsaron el proyecto.
A través de un estudio cualitativo, los autores de la iniciativa efectuaron un relevamiento con los jugadores ciegos, el equipo de entrenadores y los asistentes para recabar información.
Quienes practican el deporte manifestaron tres necesidades puntuales.
Primero, un dispositivo que emita un sonido a una cadencia (ritmo) constante, de aproximadamente un segundo, para saber la ubicación del aro.
Segundo, un sistema de detección de impacto que indique con exactitud en qué parte del tablero rebotó el balón.
Y por último, un sistema que reconozca cuando la pelota ingresó al aro y emita una señal sonora.
En conjunto, todos los requerimientos buscan aumentar la independencia del jugador y disminuir el trabajo realizado por el guía.
“Luego de estas respuestas notamos que el básquet para ciegos está aún en desarrollo y que podíamos brindar elementos tecnológicos más eficaces en cuanto a ubicación del aro, el reconocimiento de los límites de la cancha y una retroalimentación de los tiros, que permitan una dinámica de juego real siguiendo las reglas del básquet para ciegos.
La adaptación finalmente da accesibilidad a una actividad tan significativa como el deporte en equipo”, explica Diego Beltramone, director del proyecto y uno de los responsables de Proyectos Open Source de Tecnología Asistiva (POSTA), la plataforma en la que está alojado este proyecto y muchos otros.
El dispositivo desarrollado para el tablero fue pensado para la etapa de entrenamiento.
Consiste de una placa controladora basada en tecnología Arduino, son microcontroladores comerciales que se utilizan comúnmente en los cursos de robótica para niños, capaz de reproducir un sonido a una cadencia constante para orientar al jugador sobre la ubicación del aro.
Un dato a destacar es que el sonido generado fue consensuado entre los jugadores, ya que se trata de un elemento importante: los jugadores deben poder identificarlo claramente durante el partido sin que llegue a ser molesto.
Luego de indagar y trabajar este tema, se decidió reproducir el mismo sonido que el golpe del palo contra el tablero, por cuestión de costumbre.
Para identificar la zona donde rebota la pelota ante un lanzamiento, incorporaron además “sensores de golpe” en cinco lugares estratégicos del tablero.
“Por ejemplo: si el balón pega en la parte superior derecha, una voz automática dice ‘abajo a la izquierda’, de modo de indicarle al jugador hacia dónde debe apuntar su próximo tiro”, describe Balderrama.
Finalmente, un sensor ultrasónico ubicado en el aro es el encargado de reconocer las anotaciones, sin necesidad de que la pelota tome contacto físico con él.
En esencia, este dispositivo mide distancias y cuando el balón pasa a 15 centímetros o menos del sensor, se asume que ingresó a la red.
Con cada anotación, automáticamente se emite un sonido clave, más agudo, que avisa la obtención del punto.
Con este nuevo desarrollo, instalado inicialmente en la Escuela Superior de Comercio “Manuel Belgrano”, dependiente de la UNC, los jugadores sienten que el básquet para ciegos dio un paso más.
“Los jugadores nos indican que mediante las tecnologías propuestas se sienten con una autonomía mayor, al no tener que depender de una persona que esté disponible para ellos en forma permanente”, concluye Beltramone.
Actualmente otro grupo de estudiantes de Ingeniería Biomédica, encabezado por Alejo Barrio, tomaron “la posta”.
Continúan con este proyecto pero con el propósito de mejorar la versión actual y contemplar las condiciones de los jugadores en situación competitiva, ya que las necesidades a la hora de jugar partidos son diferentes que las del entrenamiento.
En este caso se necesitan dos tableros con sonidos diferentes y que se alternen inteligentemente a la hora de emitir las alertas sonoras.
Este tablero de básquet para ciegos puede encontrarse y descargarse libremente en la plataforma POSTA.
Se trata de un sitio que vincula a personas en situación de discapacidad con creadores de tecnologías asistivas.
Es un portal web de proyectos open source, que agrupa y organiza bocetos, planos e instrucciones listos para replicar, adaptar o crear soluciones tecnológicas dirigidas a mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad.
La iniciativa es de un equipo interdisciplinario de profesionales de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y de la Escuela de Kinesiología y Fisioterapia, ambas de la Universidad Nacional de Córdoba, en colaboración con la Università Iuav di Venezia (Italia).
Fuente: Noticias de la Ciencia
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