La diferencia, que se detecta a lo largo toda la vida adulta, puede explicar por qué ellas llegan a la vejez con un menor deterioro cognitivo
Con el tiempo, el cerebro también envejece.
Tiende a encogerse, se atrofia. Pero no lo hace igual si pertenece a un hombre o a una mujer.
Un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St Louis (EE.UU.) señala que el cerebro femenino parece ser aproximadamente tres años más joven que el de los hombres de la misma edad. Y no solo en los últimos años.
La diferencia ya es visible entre los veinteañeros y persiste toda la vida adulta.
Los hallazgos, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), podrían ser un indicio de por qué ellas tienden a permanecer mentalmente agudas durante más tiempo y les afectan menos los problemas cognitivos en los últimos años.
«Estamos empezando a comprender cómo diversos factores relacionados con el sexo podrían afectar la trayectoria del envejecimiento cerebral y cómo podría influir en la vulnerabilidad del cerebro a las enfermedades neurodegenerativas», explica Manu Goyal, autor principal del estudio y profesor de radiología.
El cerebro funciona con azúcar, pero la forma en que lo hace cambia a medida que las personas crecen y envejecen.
Los bebés y los niños usan parte de su combustible cerebral en un proceso llamado glucólisis aeróbica que sostiene el desarrollo y la maduración del cerebro.
El resto del azúcar se quema para impulsar las tareas diarias de pensar y ejecutar.
En adolescentes y adultos jóvenes, una parte considerable del azúcar en el cerebro también se dedica a la glucólisis aeróbica, pero la fracción disminuye de manera constante con la edad, y se estabiliza en cantidades muy bajas para cuando se llega a los 60 años.
Pero los investigadores sabían muy poco acerca de cómo el metabolismo cerebral difiere entre hombres y mujeres.
Por ese motivo, el equipo estudió a 205 personas para descubrir cómo sus cerebros usan el azúcar.
Los participantes del estudio, 121 mujeres y 84 hombres con edades comprendidas entre 20 y 82 años, se sometieron a tomografías PET para medir el flujo de oxígeno y glucosa en sus cerebros.
Para cada persona, los investigadores determinaron la fracción de azúcar comprometida con la glucólisis aeróbica en varias regiones del cerebro.
Capacitaron a un algoritmo de aprendizaje automático para encontrar una relación entre la edad y el metabolismo cerebral alimentándolo con datos de las edades de los hombres y del metabolismo cerebral.
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El algoritmo produjo edades cerebrales 3,8 años más jóvenes como promedio que las edades cronológicas de las mujeres.
Los investigadores también realizaron el análisis a la inversa: entrenaron el algoritmo con datos de mujeres y lo aplicaron a los hombres.
Esta vez, el algoritmo informó de que los cerebros de los hombres eran 2,4 años mayores que sus edades reales.
«La diferencia promedio en la edad cerebral calculada entre hombres y mujeres es significativa y reproducible, pero es solo una fracción de la diferencia entre dos individuos», señala Goyal.
«Es más fuerte que muchas diferencias sexuales que se han descrito, pero no tanto como otras, por ejemplo, la altura», puntualiza.
La relativa juventud de los cerebros de las mujeres era detectable incluso entre las participantes más jóvenes, que tenían más de 20 años.
«No es que el cerebro de los hombres envejezca más rápido, es que comienza la edad adulta unos tres años mayor que el de las mujeres, y eso persiste durante toda la vida», afirma Goyal, quien también es profesor de neurología y neurociencia.
«Lo que no sabemos es lo que significa, puntualiza.
Creo que esto podría significar que la razón por la que las mujeres no experimentan tanto deterioro cognitivo en años posteriores es porque sus cerebros son efectivamente más jóvenes, y actualmente estamos trabajando en un estudio para confirmarlo».
En efecto, las mujeres mayores tienden a puntuar mejor que los hombres de la misma edad en las pruebas de razón, memoria y resolución de problemas.
Los investigadores están siguiendo a un grupo de adultos a lo largo del tiempo para ver si las personas con cerebros de aspecto más joven tienen menos probabilidades de desarrollar problemas cognitivos.
El estudio también ahonda en las diferencias entre el cerebro masculino y el femenino, un asunto polémico cuajado de tópicos y malas interpretaciones.
Una amplia investigación en esta línea, publicada el pasado noviembre, sugería que los trastornos del espectro autista son fruto de un cerebro masculino llevado al extremo, y que las mujeres son más empáticas mientras que ellos son mejores sistematizando, es decir, clasificando, analizando o construyendo las reglas del mundo.
El tiempo que se mantiene más joven puede sumarse a esas diferencias.
Fuente: Noticias de la Ciencia