Los que pensábamos que la parte más oscura de los Juegos Olímpicos de Invierno eran los ciberataques, no equivocábamos. Para bien.
Lo más oscuro es, sin duda, el Pabellón que ha instalado Hyundai en la ciudad de PyeongChang, Corea del Sur.
Hasta donde sabemos, se trata del edificio más oscuro del mundo y es una mole de 10 metros de alto por 35 de largo totalmente recubierta de una versión del Vantablack, un material que absorbe el 99 por ciento de la luz visible.
Lo más parecido que existe a la oscuridad más absoluta.
Vantablack no es una pintura en sentido estricto: esta hecho de millones de nanotubos de carbono alineados verticalmente.
Los tubos tienen entre 14 y 50 micrones de longitud y un diámetro de unos 20 nanómetros (3500 veces más pequeños que el ancho de un cabello humano).
Cuando la luz entra en ese laberinto de nanotubos se queda atrapada, en una eterna partida de ping-pong con los tubos, rebotando sin fin hasta que se disipa en forma de calor.
Frente al Vantablck original que requería “cultivar” los nanotubos sobre las superficies, Surrey NanoSystems ya había desarrollado una versión pulverizable en aerosol que, pese a utilizar distribuciones aleatorias de los nanotubos, emula el mismo efecto.
Para este proyecto en cambio, desarrollaron unas pinturas llamadas VBx que, sin usar nanotubos siquiera, crea un efecto visual muy parecido.
El edificio, diseñado por Asif Khan, tiene miles de pequeñas luces espolvoreadas por toda la fachada.
La intención es que el edificio fuera una sobrecogedora ventana al espacio exterior: y sin duda, lo han conseguido.
Fuente: Xataca