Una estrategia llamada loci permite duplicar la capacidad de recordar listas de palabras incluso a largo plazo y cambia el cerebro de quienes la practican.
Tener una supermemoria, de esas que permiten recordar listas de decenas de palabras, no es una facultad extraordinaria de unos pocos «cerebritos».
Después de 40 días de un entrenamiento diario durante media hora utilizando una técnica específica llamada loci, que consiste en relacionar palabras con lugares familiares, individuos con una memoria que se puede considerar normal duplican su capacidad de retener datos en su cabeza.
Por ejemplo, de recordar 26 palabras de una lista de 72, pasan a recordar 62.
Y los beneficios se prolongan en el tiempo, porque cuatro meses más tarde, sin más entrenamiento, su capacidad sigue siendo alta.
Según publican en la revista Neuron investigadores del Centro Médico de la Universidad Radboud en Nijmegen, Países Bajos, escáneres realizados antes y después del entrenamiento mostraron que este altera las funciones cerebrales de los voluntarios, haciéndolas más similares a las de los campeones mundiales de memoria.
Es decir, los participantes no solo aumentaron su rendimiento, sino que cambiaron su cerebro.
Boris Konrad, entrenador de memoria profesional y uno de los diez mejores atletas de memoria del mundo, es también uno de los autores del estudio. Konrad y sus competidores principales en los campeonatos mundiales de memoria son capaces de memorizar unos quinientos dígitos o cien palabras en cinco minutos.
Convertido en un atleta mental para mejorar su rendimiento académico, ayudó a los investigadores a conectar con otros «genios» como él.
Los científicos examinaron los cerebros de 23 atletas mentales de clase mundial y de 23 personas similares en edad, estado de salud e inteligencia, pero con habilidades de memoria típicas.
Utilizando imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI), un medio de medición de la actividad cerebral mediante la detección de cambios en el flujo de sangre dentro del cerebro, midieron las diferencias en las comunicaciones entre regiones del cerebro.
Con otra técnica, la resonancia magnética estructural, midieron el tamaño de los cerebros.
Inicialmente, los científicos esperaban que los campeones de memoria tuvieran notables diferencias en la anatomía del cerebro, de la misma manera que uno podría esperar grandes músculos de campeón de la halterofilia, por ejemplo.
Sin embargo, no apreciaron diferencias.
En su lugar, las diferencias que detectaron entre los atletas de memoria y las personas «normales» estaban en los patrones de conectividad, repartidos en 2.500 conexiones diferentes en el cerebro.
Un subconjunto de 25 conexiones diferenciaba con mayor fuerza a los atletas de los que tienen habilidades de memoria típicas.
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Tampoco lo fueron los otros atletas que participaron en el estudio.
«Todos, sin una sola excepción, entrenaron durante meses y años utilizando estrategias mnemotécnicas para lograr estos altos niveles de rendimiento», dice Martin Dresler, profesor de neurociencia cognitiva y autor del estudio.
Y eso es precisamente lo que se hizo con los voluntarios del experimento.
Los investigadores emplearon dos métodos, uno para la memoria a corto plazo y otro para la memoria estratégica.
Durante el entrenamiento de la memoria a corto plazo, el individuo practica para recordar secuencias.
A su vez, el entrenamiento de la memoria estratégica facilita a los alumnos una manera sistemática para recordar listas.
En este estudio, la estrategia elegida por Dresler fue el método loci, empleado por la mayoría de los campeones de memoria del mundo, que asocia elementos de una lista con un lugar familiar.
Aquellos que se formaron utilizando el método loci (se puede consultar aquí) mostraron una mejora sustancial en su capacidad para recordar listas de palabras.
Antes del entrenamiento, los individuos podían recordar, en promedio, entre 26 y 30 palabras.
Posteriormente, aquellos con entrenamiento loci podían recordar 35 palabras más.
Los que entrenaron la memoria a corto plazo podían recordar 11 palabras más. Aquellos sin formación, apenas unas siete palabras más.
Un día después, los que habían entrenado todavía mantenían mejorías en el recuerdo.
Cuatro meses más tarde, sólo aquellos con formación estratégica siguieron mostrando una mejora sustancial, recordando aún más de 22 más palabras que antes del entrenamiento.
«Una vez que uno está familiarizado con estas estrategias y sabe cómo aplicarlas, puede mantener su alto rendimiento sin mucho entrenamiento más», asegura Dresler.
Fuente: ABC