Las carreteras nos unen, acortan distancias, refuerzan lazos e impulsan economías, pero no todos sus saldos son igual de edificantes.
Cada año arrojan un balance más dramático: el de las víctimas que pierden la vida sobre el asfalto.
En Estados Unidos acaba de surgir un ejemplo que demuestra lo eficaz que puede resultar una estratégica pública vial bien trazada: una ciudad que, en un contexto con datos no especialmente buenos, ha logrado eliminar los siniestros mortales de sus vías municipales durante meses.
Jersey City es una de las ciudades más pobladas del estado de Nueva Jersey, con unos 290.000 habitantes.
Hace años, en 2018, su ayuntamiento decidió declararle la guerra a las muertes en las carreteras y adoptar el proyecto de seguridad vial Vision Zero con un objetivo ambicioso:
Que las calles de la ciudad llegasen a 2026 libres de víctimas mortales y lesiones graves asociadas al tráfico.
El plan de acción recibía el visto bueno final poco después, en 2019.
¿De qué datos partía? Según detallaba The New York Times en un reportaje publicado en abril de 2018, ese año Jersey City computaba ya seis víctimas mortales por tráfico y el año anterior había alcanzado 14.
La decisión de frenar la siniestralidad coincidió con una etapa de crecimiento demográfico gracias al flujo de población de Nueva York y la construcción de vivienda.
En su web oficial, el ayuntamiento de Jersey City define Vision Zero como un enfoque en la gestión del tráfico que sitúa como “máxima prioridad” la protección de quienes utilizan las carreteras y recalca su meta de alcanzar 2026 libre de víctimas mortales y lesionados de gravedad.
Las autoridades reconocen también que, al menos antes de poner en marcha el programa, los accidentes representaban “un gran problema” en la localidad, con un promedio de nueve fallecidos y 40 lesionados de gravedad al año.
A esas cifras se suman “miles de heridos”.
Su balance global de 2021 demuestra que el impacto del programa no se dejó sentir con claridad a corto plazo, con datos de siniestralidad no muy diferentes a los de los años previos a la aplicación de las medidas.
“Nuestro equipo está redoblando la apuesta por lo que funciona e identificamos una ‘red de lesiones graves’ compuesta por calles en las que se producen la mayoría de las colisiones graves y mortales”, reconocía entonces el alcalde de la localidad, Steven Fulop.
Desde entonces su saldo parece haber mejorado de forma bastante considerable.
El 25 de diciembre en la ciudad no se había registrado un solo fallecido en accidentes de tráfico en lo que iba de año.
El dato se refiere solo, eso sí, a las carreteras gestionadas por las autoridades locales.
Si se incluyen los viales del condado de Hudson o los del estado sí se anotan víctimas: el saldo la última semana de diciembre computaba cinco muertes.
Con una suma de estrategias que incluye, por ejemplo, la instalación de “mini-rotondas” de pequeño diámetro en ciertas intersecciones o cambios temporales y puntuales en la ordenación del tráfico, pruebas que se acompañan del diálogo con los vecinos.
La ciudad también apostó por servicios de transporte compartido bajo demanda y las bicicletas, con carriles especiales cubiertos con una capa de cemento polimerizado y protegidos del tráfico de vehículos a motor con medidas de separación, como conos, barreras o plazas de estacionamiento.
Asumir que la gente comete (y cometerá) errores.
“Un principio central de Vision Zero es reconocer que las personas que conducen, caminan y andan en bici cometen errores.
Sabiendo que pueden ser mortales, la ciudad puede implementar programas de seguridad estratégicos y diseñar mejoras para reducir la posibilidad de que estos errores resulten en fallecimientos o lesiones graves”, abunda la ciudad al detallar el programa Vision Zero, que si bien no ha dado grandes resultados en todas las ciudades, deja en Nueva Jersey otro caso interesante: el de Hoboken, que al menos en agosto encadenaba cuatro años sin muertes en accidentes de tráfico.
Su densidad de población es en cualquier caso mucho menor que la de Jersey City: aproximadamente 60.000 personas.
Fuente: Jersey City