Si desea rendir al máximo como atleta, puede ser útil ponerse primero un par de auriculares. Así lo demuestra un estudio único de la Universidad de Agder.
Si haces ejercicio habitualmente, probablemente habrás notado que aumentas el esfuerzo si tienes música de fondo.
Los investigadores conocen esto como efecto ergogénico; la música adecuada te hace sentir menos cansado y produce una reacción positiva al estrés en el cuerpo.
“Es bien sabido que la música puede mejorar el rendimiento al hacer ejercicio.
Pero los atletas no pueden usar auriculares durante las competiciones.
Queríamos entender qué sucede si escuchas música antes de una competición, no durante ella”, dice el profesor asociado Aron Laxdal de la Universidad de Agder (UiA).
Para llegar al fondo de esto, él y sus colegas necesitaron cuarenta jóvenes soldados y dos versiones de una pista techno compuesta por ellos mismos.
“Reclutamos sujetos entre reclutas militares para participar en el experimento.
Fue una elección consciente porque tienen aproximadamente la misma edad, tienen más o menos el mismo gusto musical y están relativamente bien entrenados”, dice Laxdal.
Para los investigadores era importante controlar los aspectos que podrían afectar los resultados.
Por eso también era importante seleccionar la música con cuidado.
“Si alguien tiene una relación particular con Eye of the Tiger, se desempeñará muy bien cuando lo escuche.
Otros pueden tener una relación negativa con la canción y eso también puede afectar el rendimiento”, dice Laxdal.
Los investigadores necesitaban encontrar una pieza musical que ninguno de los participantes hubiera escuchado antes.
La solución fue un estudiante de licenciatura en música electrónica de la Facultad de Bellas Artes de la UiA.
“Hasta donde sabemos, esta es la primera vez que alguien utiliza música compuesta por él mismo para investigar el efecto que tiene antes de las competiciones“, dice el profesor asistente Andreas Waaler Røshol de la UiA.
Dirige la licenciatura en música electrónica de la universidad y encomendó a sus alumnos la tarea de crear una pieza musical que fuera adecuada para la formación y que pudiera ajustarse en tempo.
“El desafío era crear una pieza musical que se ajustara a la encuesta y que aún tuviera cualidades equivalentes a algo que podría estar en la lista de reproducción de los sujetos“, dice.
La mejor solución la propuso el estudiante Martin Brudevoll Vosseteig.
Su pista techno fue diseñada para reproducirse más rápido o más lento, sin que eso comprometa la calidad de la música.
“El hecho de que hayamos podido diseñar la música en tal medida fortalece nuestra investigación.
Queríamos música que el grupo objetivo entendiera, sin voces, y que hiciera que la gente quisiera hacer ejercicio”, dice Røshol.
Investigaciones anteriores en la UiA muestran que las personas reaccionan físicamente a la música electrónica de baile (EDM), lo quieran o no.
En una serie de experimentos, a los cuarenta jóvenes soldados (23 hombres y 17 mujeres) se les dio la versión rápida, la versión más lenta o ninguna música.
Luego se les preguntó cómo se sentían.
Y finalmente, completaron una sesión de treinta segundos en la máquina de remo.
Los investigadores midieron el efecto de la música en dos áreas.
Un área fue el estado mental. Se trata de cómo se sintieron los participantes.
La segunda área trata sobre qué tan preparados estaban los participantes para actuar, qué tan “ansiosos” estaban.
“Los participantes obtuvieron puntuaciones más altas en ambas áreas después de escuchar la música.
Independientemente de si la música era rápida o lenta, tenía un efecto preparatorio positivo en el intérprete en comparación con cuando no estaba escuchando música”, dice Laxdal.
Aquellos que habían escuchado música rápida antes del ejercicio también fueron los que más esfuerzo pusieron durante el remo.
“Esto demuestra que quienes escuchan música antes de las competiciones obtendrán más beneficios psicológicos“, afirma Laxdal.
Fuente: Sage Journals