¿Qué experimenta una red neuronal cuando sus neuronas empiezan a “morir” una a una?
Posiblemente sea algo que nunca se haya planteado, pero una usuaria anónima sólo conocida como “AI told me” (‘La IA me lo dijo’) no es que se lo haya planteado, es que se ha animado a hacer el experimento y a colgar el resultado en su web sobre ‘arte generativo’ y neurovisualización.
Bajo el título de “I will not forget”, esta artista digital muestra en su web una imagen, un poema y el video que nos ocupa, “What I saw before the darkness” (‘Lo que vi antes de la oscuridad’).
De algo más de un minuto de duración, muestra un rostro humano enteramente generado mediante el uso de redes generativas antagónicas (entrenadas con miles de imágenes reales), al lado de un gráfico que representa todas las ‘neuronas’ de la inteligencia artificial, en un primer momento marcadas todas ellas como activas.
A continuación, progresivamente, se van apagando una a una dichas neuronas y paralelamente vamos comprobando cómo se traduce su pérdida sobre el aspecto del rostro artificial. El resultado es sencillamente inquietante.
Lo que empieza como el rostro realista de una chica joven empieza a acumular fallos extraños: primero una leve sensación de envejecimiento, pero después las líneas y colores empiezan a cambiar y la definición de la imagen a reducirse hasta que apenas se aprecian manchas irregulares de color marrón y blanco.
Luego, fundido en negro y nada más. La red neuronal ha muerto.
En declaraciones a Vice, la autora del video explica que
“Todo lo que vemos es una interpretación que el cerebro hace del mundo que le rodea. Una persona no tiene acceso a la realidad exterior más que a través de esta imagen construida”.
“Los neurocientíficos nos dicen que las redes neuronales profundas son similares, en ciertos aspectos, al sistema visual, por lo que este proyecto es para mí una oportunidad única de ver el mundo cambiando en la mente de alguien, aunque sea artificial”.
‘AI told me’ compara su experimento con la evolución de la pintura de Claude Monet, cuyos cuadros se fueron tornando en mezclas borrosas de colores a medida que envejecía.
Ella ve un paralelismo entre la red neuronal que creó y el deterioro, a veces imperceptible, que sufren nuestro cerebro, nuestros ojos y el sistema nervioso que los conecta.
Fuente: Xataca
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