Ingenieros de la universidad de Berkeley han diseñado un pequeño sensor del tamaño de un grano de arena, que fue implantado con éxito en los músculos y los nervios periféricos de ratas.
Este “polvo neuronal” permite a los usuarios monitorear los signos vitales en tiempo real, y podría abrir la puerta para implantes similares que pueden ayudar a las personas a monitorear neurológicamente cosas tales como prótesis.
Según los investigadores, el sensor, que es alrededor de 3 milímetros de largo contiene un cristal piezoeléctrico, que convierte las vibraciones de ultrasonido en energía, electricidad, que luego impulsa el sensor.
Los sensores fueron accionados cada 100 microsegundos con pulsos de ultrasonido, lo que dio a los investigadores los resultados en tiempo real.
El ultrasonido se utiliza, ya que permite el uso de “muy, muy pequeños implantes.”
Las ondas de radio, por el contrario, hubieran sido legibles solo con altas dosis de radiación.
“Tener acceso a la telemetría en el cuerpo nunca ha sido posible debido a que no ha habido manera de poner algo súper pequeño.
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Además, el sensor está recubierto con epoxi de grado quirúrgico, y los científicos esperan que la próxima generación puede durar décadas en el interior del cuerpo.
“Si un parapléjico quiere controlar un computador o un brazo robótico, se implanta este electrodo en el cerebro y va a durar toda la vida,” dijo Ryan Neely, un estudiante de doctorado de neurociencia en la Universidad de Berkeley.
El equipo cree que los sensores también se podrían utilizar para vigilar tumores e incluso la eficacia de las terapias del cáncer.
También creen que una versión del sensor podría ser desarrollada para estimular nervios y músculos o incluso para el tratamiento de trastornos como la epilepsia.
En el futuro, los investigadores esperan reducirlo aún más.
Esperan conseguir tamaños de alrededor de 50 micras, lo que permitiría que pueda ser utilizado en el cerebro.