Dos estudios recientes han examinado la cuestión de hasta qué punto una alta intensidad del ejercicio físico puede compensar el dedicarle poco tiempo.
Uno de los estudios es obra del equipo del Dr. Matthew N. Ahmadi, de la Universidad de Sídney en Australia.
El otro lo ha realizado el equipo del Dr. Paddy C. Dempsey, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.
Los dos estudios se hicieron sobre personas de entre 40 y 69 años de edad.
Los sujetos de estudio llevaron un rastreador de actividad en la muñeca durante siete días consecutivos.
Esta es una forma objetiva de medir el movimiento y, en particular, la actividad esporádica de diferentes intensidades durante el día.
“Los resultados de nuestro estudio indican que acumular actividad vigorosa en breves rachas a lo largo de la semana puede ayudarnos a vivir más tiempo”, resume el Dr. Ahmadi.
“Dado que la falta de tiempo es la barrera más comúnmente reportada para la actividad física regular, acumular pequeñas cantidades esporádicamente durante el día puede ser una opción muy atractiva para las personas que disponen de muy poco tiempo“.
“Nuestro estudio demuestra que no es solo la cantidad de actividad, sino también la intensidad, lo que resulta importante para la salud cardiovascular“, resume el Dr. Dempsey.
En este estudio, se ha determinado que para una determinada cantidad de actividad física, el aumento de la intensidad se asocia con una menor probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Los resultados se podrían resumir, simplificadamente, con la siguiente constatación:
Las rachas de dos minutos de actividad vigorosa, con un total de 15 minutos a la semana, se asocian a un menor riesgo de muerte.
El estudio llevado a cabo por el equipo del Dr. Ahmadi se titula “Vigorous physical activity, incident heart disease, and cancer: how little is enough?”.
El estudio realizado por el equipo del Dr. Dempsey se titula “Physical activity volume, intensity and incident cardiovascular disease”.
Fuente: Noticias de la Ciencia