Un nuevo implante cerebral desarrollado por investigadores de la Universidad de Stanford ha demostrado un éxito notable en la restauración de la funcionalidad en personas con lesiones en la cabeza.
El implante de estimulación cerebral profunda tiene como objetivo mejorar la actividad entre las regiones responsables de la conciencia, el aprendizaje, la memoria, el pensamiento y la resolución de problemas.
En un ensayo en el que participaron cinco participantes con lesiones cerebrales, los individuos informaron mejoras significativas en la concentración, la capacidad de lectura, la retención de la memoria, las habilidades de conducción y el funcionamiento diario general después de instalar el dispositivo.
El éxito de la terapia fue tan convincente que los investigadores tuvieron dificultades para concluir la fase final del estudio, que implicó apagar el dispositivo para tres participantes aleatorios.
Dos de los pacientes se negaron rotundamente a desconectar el implante, destacando los beneficios tangibles que experimentaron.
Una participante, Gina Arata, que había sufrido una lesión cerebral en un accidente automovilístico en 2001, describió el impacto transformador del implante y notó mejoras en la memoria, la coordinación y la regulación emocional.
Los participantes seleccionados en el ensayo se habían recuperado del coma y se presumía que sus sistemas cerebrales aún estaban conservados pero no funcionaban de manera óptima.
El implante tenía como objetivo estimular con precisión áreas específicas del cerebro, “encendiendo las luces” de manera efectiva en regiones donde las vías neuronales estaban intactas pero reguladas a la baja.
La Dra. Jaimie Henderson, profesora de neurocirugía, explicó la analogía diciendo:
“Es como si las luces se hubieran atenuado y simplemente no hubiera suficiente electricidad para volver a encenderlas“.
Los investigadores crearon modelos virtuales del cerebro de cada participante para guiar el proceso de implantación, permitiendo una estimulación personalizada en diferentes ubicaciones.
Después de un período de tratamiento de 90 días con el implante encendido durante 12 horas al día, los participantes mostraron una mejora promedio del 32% en la velocidad de procesamiento mental.
El implante permitió a las personas reanudar actividades que antes eran desafiantes, como leer, mirar televisión, jugar videojuegos y completar las tareas.
Los investigadores ven estos resultados como un “momento pionero”, que enfatiza el potencial del implante para convertirse en una intervención terapéutica para personas con lesiones cerebrales.
El estudio marca un importante paso adelante en el avance de la tecnología de neuroestimulación para la rehabilitación cognitiva.
Fuente: Nature
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